Me llamo Ana León López y soy Doctora
en Bioquímica. Os voy a relatar, brevemente, mi experiencia
investigadora.
Todo empezó en el Colegio Comarcal,
donde estudié EGB, lo que hoy es el Instituto Antonio de Mendoza.
Después, estudié Bachillerato y COU en el Instituto Alfonso XI. Desde
niña, siempre fui muy inquieta y curiosa, y me interesaron casi todas
las asignaturas, con lo que en COU (lo que actualmente hoy equivale a
segundo de Bachillerato) aún no tenía decidido qué carrera elegir
después... hasta que en clase de Biología estudiamos los genes, el ADN,
el metabolismo... Y me encantó todo aquello. Entonces me informé y
descubrí que la Universidad de Granada, recientemente, había ofrecido
una Licenciatura nueva, llamada Bioquímica, que trata sobre todo
aquello que me había llamado la atención de la asignatura de Biología,
es decir, intentar comprender la vida desde un punto de vista químico.
Así que cuando terminé COU, me marché a Granada para estudiar esa nueva
Licenciatura. La carrera es muy bonita, porque todas las asignaturas
tienen bastante carga práctica y pasaba bastantes horas en el
laboratorio, lo cual me hacía disfrutar muchísimo.
Así que, cuando terminé la
carrera, pensé que la investigación podría ser una buena salida para lo
que había estudiado, y comencé a buscar un laboratorio donde poder
comenzar mi tesis doctoral. Al final, conseguí una beca predoctoral del
Ministerio de Educación y Ciencia para trabajar en la Estación
Experimental del Zaidín, en Granada, que es un centro de investigación
perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (un
organismo público que se dedica exclusivamente a la investigación, y
que tiene muchos centros repartidos por toda España dedicados a todas
las ramas de la Ciencia: Física, Química, Geología, Medicina,...). En
este centro en concreto se investiga, principalmente, con plantas.
Una tesis doctoral consiste en un
trabajo de investigación original, esto es, una investigación que nadie
la haya realizado antes que tú. Para poder llevarla a cabo, cuentas con
la ayuda de los directores de tesis, que son los investigadores
encargados de enseñarte las técnicas de laboratorio, así como a dirigir
la marcha de tu investigación. Al principio todo te parece un mundo,
hay muchas técnicas que aprender, muchos aparatos extraños en el
laboratorio... Pero en cuanto pasa un poco de tiempo, todo se te
empieza a hacer familiar y finalmente eres capaz, tú sólo, de manejarte
por el laboratorio como pez en el agua. Esto te hace sentir bastante
orgullosa de ti misma, ya que, unos años antes, no te imaginabas
trabajando en un laboratorio como los científicos que, pocas veces,
aparecen en las noticias de la tele explicando sus descubrimientos, y a
los que yo siempre había admirado.
Las tesis doctorales tratan sobre temas
muy diversos y muy especializados, tanto que, si tú le dices el título
de tu tesis a cualquiera, seguramente se va a enterar de poco o de casi
nada. El título de mi tesis fue :”Óxido nítrico y actividad óxido
nítrico sintasa en peroxisomas de hojas de guisante”. Suena raro, ¿no?.
Pero si intento explicar de qué va este título tan extraño, seguro que
al final os podréis hacer una idea de en qué consistió mi tesis
doctoral.
Lo de las hojas de guisante es quizá lo
menos importante, simplemente fue el material que utilicé y analicé
durante el trabajo experimental. Podría haber usado hojas de cualquier
otra planta, elegimos el guisante porque era la que mi grupo de
investigación utilizaba habitualmente en sus experimentos, la cual
cultivábamos en un pequeño invernadero.
Las plantas parecen, externamente, muy
diferentes a nosotros, los animales, pero si tuviéramos una lupa mágica
con la que pudiéramos ver una célula vegetal y otra animal a simple
vista, veríamos que, aún existiendo diferencias (ya sabéis, por
ejemplo, que las vegetales tienen cloroplastos, que les permiten
realizar la fotosíntesis, mientras que las animales no), los procesos y
reacciones químicas que ocurren en una y otra célula se parecen
bastante.
Así, por ejemplo, cuando una célula
animal es invadida por un virus o bacteria, la célula pone en marcha
unos mecanismos, muchos de ellos coordinados por el sistema inmune,
para eliminar ese agente patógeno y así erradicar la enfermedad. Pues
lo mismo ocurre con una célula vegetal. También ellas son atacadas por
virus y bacterias y, a pesar de que no poseen un sistema inmune, sí
poseen una serie de “armas” para destruir aquello que las invade y que
son capaces de reconocer como algo extraño y ajeno. Y una de esas
“armas” que utilizan es el óxido nítrico (una molécula formada por un
átomo de oxígeno y otro de nitrógeno, es decir, NO), el cual está
producido por la enzima óxido nítrico sintasa (como sabéis, las enzimas
son proteínas que llevan a cabo las reacciones químicas que tienen
lugar en el interior de la célula, imprescindibles para la vida). Así
que, cuando una célula, tanto animal como vegetal, se encuentra atacada
por un virus o una bacteria, la óxido nítrico sintasa se activa,
produce NO, y éste NO actúa como un mensajero celular que lleva órdenes
a distintas partes de la célula para que se luche contra la invasión.
La óxido nítrico sintasa, se encuentra,
como ya he dicho, en las células animales, donde además de ayudar a las
defensas, actúa en otras funciones (como la propagación del impulso
nervioso o el control de la presión sanguínea), y se conoce muy bien
cómo es esta enzima y cómo funciona. Las enzimas (y todas las
proteínas) están formadas por una cadena de otras partículas o
moléculas más pequeñas llamadas aminoácidos. Así que, en el caso de la
óxido nítrico sintasa de animales, sabíamos su secuencia de
aminoácidos, es decir, los aminoácidos que la componen así como el
orden en el que se encuentran. También conocíamos las distintas
sustancias que necesita para funcionar correctamente y llevar a cabo la
reacción enzimática.
Al comenzar la tesis doctoral, sabíamos
que, en plantas, se produce NO, luego supusimos que la enzima existía,
pero, en realidad, nadie hasta entonces había conseguido aislarla y
conocer su secuencia de aminoácidos (cuando en investigación se quiere
estudiar una proteína, en este caso, una enzima, a menudo el primer
paso suele ser intentar aislarla. Para eso, se parte del material, en
nuestro caso, hojas de guisante, y se realizan una serie de
experimentos encaminados a obtener, al final del proceso, la proteína
sola, lo que permite estudiar, mediante más experimentos, sus
características). Entonces pensamos que sería una buena tesis doctoral
identificar y describir la óxido nítrico sintasa en plantas, ya que
nadie conocía su secuencia de aminoácidos ni las sustancias que
necesitaba para funcionar.
La buscamos en los peroxisomas, que son
orgánulos celulares (al igual que, por ejemplo, las mitocondrias)
porque mi grupo de investigación es experto en estudiar este orgánulo
celular. Además, se desconocía si en este orgánulo se producía NO.
Así que nos pusimos manos a la obra y
estuvimos persiguiendo a la óxido nítrico sintasa realizando bastantes
experimentos. Pero, lamentablemente, dicha búsqueda no tuvo éxito, la
enzima resultó ser bastante esquiva y no pudimos identificarla. A pesar
de ello, sí que pudimos llegar a algunas importantes conclusiones,
entre ellas, que en los peroxisomas de las hojas de guisante se
sintetiza NO, que era uno de los resultados que pretendíamos encontrar.
También pudimos conocer qué es lo que necesitaba esta enzima para
funcionar (calcio, entre otras sustancias). Además, concluimos que la
enzima que produce el NO en plantas tiene que ser bastante diferente,
en su secuencia de aminoácidos, a la que se encuentra en animales. Este
hecho resultó ser bastante raro y curioso, ya que las enzimas que
llevan a cabo funciones similares en plantas y animales, se suelen
parecer bastante en su secuencia de aminoácidos, al menos en algunas
zonas.
Por lo que la búsqueda de la óxido
nítrico sintasa en plantas sigue aún activa.
|