Ana León López es una joven investigadora
alcalaína con una
importante trayectoria científica. Cursó la licenciatura de Bioquímica
en la Universidad de Granada y se doctoró en la Estación Experimental
del Zaidín, centro perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, con un trabajo en el que estudió la respuesta de las
plantas ante situaciones de estrés. Posteriormente se integró en uno de
los grupos españoles más importantes en la investigación con células
madre, el liderado por el profesor López Barneo en Sevilla. Ana ha
accedido amablemente a colaborar con Pasaje a la Ciencia
y a
hablar sobre su experiencia investigadora. Su visita resulta
especialmente motivadora para nosotros pues fue en estas aulas donde
comenzó sus estudios y donde se inició su interés por la ciencia.
Comenzamos nuestra entrevista hablando de cómo despertó su interés por
la ciencia.
Ana León
junto a los alumnos y alumnas de 4º de ESO |
Tu vida escolar comenzó en estas aulas,
donde estudiaste la
antigua E.G.B. Posteriormente hiciste el bachillerato y C.O.U. en el
instituto Alfonso XI. ¿En qué momento decidiste dedicar tu vida a la
ciencia? ¿Por qué decidiste hacer la licenciatura de Bioquímica?
La decisión de dedicarme a la ciencia fue una cosa
de última hora.
Cuando empecé C.O.U. no tenía claro lo que quería hacer porque me
gustaban muchas cosas: la Odontología, la Fisioterapia... todo aquello
que implica trabajo manual. Además, siempre fui bastante curiosa y me
gustaba conocer el porqué de las cosas. Ese año tuve a una profesora
muy buena de Biología y cuando tratamos la parte de Bioquímica, la
ciencia que intenta explicar la vida desde un punto de vista químico,
me pareció muy interesante. Por ello decidí estudiar esa carrera. Ya en
la Universidad de Granada, junto a las asignaturas teóricas, me
gustaron mucho las prácticas de laboratorio. Al acabar la carrera pensé
que la investigación científica podía ser una buena salida. Me gustaba
mucho el trabajo de laboratorio y tenía curiosidad por saber, por
investigar. Y en esencia la ciencia es eso, estudiar, saber por qué
ocurren las cosas.
Una vez acabada la licenciatura
comenzaste tu carrera
investigadora en un centro del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, concretamente en la Estación Experimental del Zaidín, en
Granada. ¿Puedes hablarnos de los temas sobre los que has investigado?
Mis primeros trabajos fueron sobre estrés vegetal.
Estuve trabajando
con plantas de pimiento, en las que se ha comprobado que el cadmio
produce estrés. Éste es un metal pesado que se encuentra en herbicidas
y en desechos industriales. En nuestros estudios concluimos que a
medida que aumentábamos la cantidad de cadmio las plantas crecían menos
y que había una serie de parámetros bioquímicos que variaban según la
concentración de metal que se añadía. Trabajamos con distintos
cultivares que presentaban diferentes grados de resistencia al cadmio y
analizamos distintos tipos de antioxidantes en las hojas. Observamos
que las variedades más resistentes al cadmio, es decir, las que menos
se afectaban, eran las que presentaban mayor contenido de un tipo de
antioxidantes.
Por
otro lado, esos estudios sirvieron para comprobar que el pimiento,
comparado con otras especies vegetales, es muy tolerante al cadmio.
Ahora se está investigando la posibilidad de utilizar el pimiento y
otras plantas como agentes para la fitorremediación. Si tuviéramos un
suelo contaminado por metales pesados, como fue el caso de Aznalcóllar,
una posible solución para limpiar esos suelos sería plantar pimientos u
otras especies tolerantes a los metales pesados de modo que los
retiraran del suelo contribuyendo a su descontaminación.
Tras estos estudios concluí mi tesis doctoral,
titulada Óxido nítrico y actividad óxido nítrico sintasa en
peroxisomas de hojas de guisante,
también relacionada con el estrés vegetal. El óxido nítrico es una
molécula que se produce en las plantas cuando sufren estrés. Actúa como
una señal que activa a una serie de genes cuya función es producir
proteínas que ayudan a la planta a superar esa situación.
Has mencionado el estrés, y hablar de
estrés hoy día es algo
habitual ya que se ha convertido en un elemento característico o
inherente a nuestra forma de vida. Sin embargo resulta llamativo oírlo
referido a las plantas. ¿Qué se entiende por estrés vegetal? ¿Tiene
alguna relación con el estrés que sentimos los seres humanos?
Estamos habituados a hablar del estrés como algo
emocional, como
algo que sufrimos cuando tenemos mucho trabajo, cuando nos enfrentamos
a una situación complicada en nuestra vida, en vuestro caso a los
exámenes... Y las plantas no pueden sufrir un estrés emocional de ese
tipo porque no tienen sentimientos. Pero de forma general, el estrés es
toda situación que compromete la viabilidad de un organismo, que supera
la capacidad de adaptación de un ser vivo. Nos referimos a un estado en
el que el organismo debe ser capaz de poner en marcha una serie de
mecanismos para superar esa situación.
Las plantas pueden sufrir estrés por muchos
motivos. Puede ser por
factores ambientales como el calor, el frío, la salinidad del suelo,
agentes patógenos como virus o bacterias; también puede estar causado
por el hombre, como la lluvia ácida, los herbicidas o los metales
pesados a los que nos hemos referido antes, y que frecuentemente se
encuentran en el medio ambiente o en los residuos industriales.
En los seres humanos es fácil percibir
una situación de estrés y
podemos ser conscientes de ello. Pero en el caso de las plantas, ¿cómo
lo perciben y que respuestas desarrollan?
Efectivamente, en el caso de los seres humanos es
fácil, porque
sentimos y tenemos conciencia. Pero en el caso de las plantas es más
complicado. Se sabe bastante de cómo responden al estrés pero poco de
cómo lo notan. Las plantas lo perciben, aunque no se sabe muy bien como
lo hacen; lo que sí se sabe es que cuando sufren estrés se afecta su
metabolismo y se activan una serie de genes que van a ayudar a que esa
planta supere esa situación.
Efecto
del cadmio sobre dos cultivares de plantas de pimiento con distinto
grado de resistencia al estrés causado por el cadmio. Este metal tóxico
se acumula en la cadena trófica y procede de plaguicidas y desechos
industriales. Actualmente se investiga el uso de algunas de estas
variedades para la fitorremediación de suelos contaminados (Foto
cortesía de Ana León) |
Nos comentas que cuando las plantas están
sometidas a estrés se
producen cambios en su actividad metabólica o en la expresión de
determinados genes. Pero en un sentido más práctico, ¿es posible
reconocer a simple vista si una planta está sometida a estrés? ¿Cómo lo
podríamos apreciar en el campo?
Si la planta sufre estrés pero es capaz de
superarlo y adaptarse a
él no va a tener signos externos, no se van a observar daños. Sin
embargo, si el estrés es continuo y la planta no es capaz de adaptarse
sí que se pueden ver síntomas de ello. En el caso del cadmio, en el que
he trabajado, comparadas con plantas control, las afectadas por este
metal pesado crecen menos, sus hojas se suelen poner amarillas y muchas
de ellas mueren. Si lo que la planta sufre es un ataque por una plaga,
se pueden ver lesiones características en las hojas. Cuando faltan
nutrientes, como el hierro o el calcio, las hojas también suelen
cambiar de color.
En el caso de las plantas de cultivo es muy
importante controlar el
estrés porque afectaría a la producción. En nuestra tierra y en el caso
del olivo, situaciones como la falta de nutrientes, las plagas, la
sequía o el frío, reducirían la producción de aceituna. Recordad el año
pasado, cuando muchos olivos se vieron afectados por el frío, como la
campaña tuvo una baja producción.
Uno de los procesos más beneficiosos que
realizan las plantas y
que más contribuyen a mantener la vida sobre la tierra es la
fotosíntesis, proceso por que el que las plantas producen materia
orgánica y oxígeno, este último necesario para nuestra respiración. Sin
embargo, de lo que nos han comentado se deduce que el oxígeno es capaz
de causar estrés en las plantas. ¿En qué consiste y a qué se debe el
estrés oxidativo? ¿Qué efectos tendría sobre el cloroplasto, el
orgánulo celular en el que se realiza la fotosíntesis?
El oxígeno es una molécula muy oxidante, y no solo
él, sino toda una
serie de derivados que se originan en los seres vivos a partir de él
como son el agua oxigenada o el ión superóxido. Y esto ocurre de forma
natural, sin que el individuo esté sometido a ningún tipo de estrés. Lo
que sucede normalmente en todos los organismos, tanto en las plantas
como en los animales, es que tenemos una serie de mecanismos
antioxidantes para que lo podamos utilizar, para convivir con él, para
que ese oxígeno no dañe las estructuras celulares. Cuando las moléculas
se oxidan pueden perder su función biológica: el ADN puede sufrir
mutaciones y las enzimas pueden inactivarse. En situaciones normales
los organismos disponen de una serie de mecanismos antioxidantes que,
por un lado, van a eliminar esos tóxicos, y por otro, van a reparar los
daños causados por el oxígeno y sus derivados.
Cuando las plantas se ven sometidas a estrés,
normalmente alteran el
metabolismo celular y esto ocasiona que el oxígeno y sus especies
derivadas tóxicas aumenten dentro de la célula. Esto es lo que se
conoce como estrés oxidativo.
El cloroplasto es el orgánulo donde se realiza la
fotosíntesis, por
lo que tanto el oxígeno como sus derivados se encuentran en él en
concentraciones muy elevadas. Pero por otra parte, el cloroplasto
también posee una serie de mecanismos antioxidantes que intentan que el
oxígeno no afecte a sus funciones normales. Cuando la planta sufre
estrés, suele ocurrir que la fotosíntesis deja de funcionar o lo hace
bajo mínimos. En estos momentos, a la planta no le interesa tanto
conseguir energía o metabolitos como defenderse, por lo que va a haber
una disminución de la fotosíntesis.
Hasta ahora hemos hablado del estrés
vegetal como algo negativo y
perjudicial para las plantas. Pero, ¿podría ser el estrés un mecanismo
que favoreciese la adaptación de las plantas a su entorno? ¿Se podría
relacionar con la selección natural?
Si claro, el estrés ambiental es un factor
fundamental en la
selección natural; a lo largo de la evolución tanto las plantas como
los animales nos hemos ido adaptando a las distintas situaciones
medioambientales. Por ejemplo, en los climas secos y soleados es
frecuente que las plantas tengan las hojas pequeñas o en forma de
aguja; el tener menos superficie les permite perder menos agua por
transpiración y a la vez seguir realizando la fotosíntesis. Esto les
permite resistir mejor el estrés causado por el calor y la falta de
agua. Los factores que desencadenan estrés van a ser agentes que van a
seleccionar a lo largo de la evolución. Consideremos dos plantas
distintas sometidas a un ambiente muy soleado. Si una de ellas no es
capaz de adaptarse a ese estrés y no modifica su metabolismo va a
desaparecer.
Tu experiencia investigadora no solo se
limita al estudio del
estrés en las plantas. También has trabajado en una de las líneas de
investigación más importantes que hay en la actualidad y de la que se
esperan grandes avances para el tratamiento de determinadas
enfermedades. ¿Qué nos puedes decir de ello? ¿Cuáles son estos trabajos?
Cuando terminé la tesis doctoral me apetecía mucho
cambiar de línea
de investigación y surgió la posibilidad de trabajar con el profesor
López Barneo, que es uno de los grandes investigadores actuales sobre
células madre en España. En concreto, estuve trabajando con células
madre embrionarias de ratón para el tratamiento de la enfermedad de
Parkinson.
Has trabajado con células madre, un tema
del que hoy día se habla
mucho en los medios de comunicación dada su más que posible utilidad
para el tratamiento de determinadas enfermedades degenerativas. Quizá
sea necesario antes de continuar aclarar algunos conceptos. ¿Qué son
las células madre? ¿Qué tipos hay y por qué se caracterizan?
Las células madre son todas aquellas células
capaces por una parte
de autoperpetuarse, es decir, de dividirse de forma indefinida y, por
otra, de generar distintos tipos de células especializadas, ya que se
encuentran en un estado que podríamos definir de “no especializado”.
Por el contrario, las células de nuestro cuerpo son muy distintas según
el tejido en el que se encuentran; por ello se dice que son
diferenciadas; ejemplos son las neuronas o las células del hígado.
Éstas sólo pueden dar lugar a células del mismo tipo y sólo pueden
dividirse un número determinado de veces.
Existen varios tipos de células madre. El óvulo
fertilizado o zigoto
se considera una célula totipotente ya que puede originar un organismo
completo, con todas sus células, y además los tejidos que soportan al
embrión. La investigación actual se está centrando en las células
pluripotentes y unipotentes. Las pluripotentes son células madre que se
originan en el zigoto cuando se divide; éste origina a los 5-7 días una
estructura llamada blastocisto del que se extraen este tipo de células.
Estas células pueden originar todos los tipos de células de un
organismo. Las células unipotentes son células madre adultas; se
encuentran en organismos adultos y sólo pueden generar el tipo celular
del tejido en el que se encuentra. Por último también podemos hablar de
las células madre del cordón umbilical, menos investigadas, pero con un
potencial similar a las de la médula ósea; estarían en una posición
intermedia entre las pluripotentes y las unipotentes.
Hablamos de que las células madre tienen
la capacidad de
diferenciarse en otros tipos celulares, es decir, de transformarse en
células con nuevas funciones e incluso distinta morfología. ¿Cómo se
lleva a cabo este proceso de transformación? ¿Cómo se lleva a cabo la
diferenciación celular de las células madre?
Fundamentalmente la diferenciación de las células
madre a otros
tipos celulares se debe a factores, a agentes químicos, externos a la
célula. Es algo en lo que se investiga en la actualidad. A las células
madre embrionarias de ratón, con las que yo trabajo, cuando se les
añade determinados agentes químicos en momentos concretos se consigue
que se diferencien a neuronas.
Uno de los agentes que interviene en este proceso
es el ácido
retinoico, la vitamina A. Activa una serie de genes que hacen que las
células madre se diferencien a neuronas y todo esto se está empezando a
conocer a través de la experimentación con embriones de animales. Se
estudia la producción de esos agentes en el embrión, tanto en el tiempo
como en el espacio y si en una zona se produce ácido retinoico durante
un periodo de tiempo, y las células madre se diferencian a neuronas,
esta misma situación se intenta reproducir in vitro.
Y lo mismo que para las neuronas para todos los tipos celulares del
organismo.
Hemos leído que en determinadas ocasiones
las células madre de
adultos de determinados tejidos se pueden diferenciar, pero no en las
células de esos tejidos, sino en otras diferentes. ¿Qué nos puedes
decir de ello?
Este proceso es la transdiferenciación, se produce
de manera
artificial en los laboratorios y actualmente es una línea de
investigación muy importante en el campo de las células madre. Es la
capacidad que tienen las células madre adultas, no embrionarias, como
por ejemplo las de la médula ósea, de dar lugar a un tipo celular
distinto al que en principio generarían. Por ejemplo: las células de
médula ósea, en lugar de dar células sanguíneas, darían cardiocitos.
¿Por qué se puede hacer esto? En principio, estas células madre adultas
sólo podrían originar células sanguíneas porque expresan ya
determinados genes de este tipo de células, pero aunque una célula esté
más o menos diferenciada, todos sus genes siguen estando en ella,
aunque no se expresen o estén silentes. Lo que se consigue en la
transdiferenciación es activar los genes concretos de otro tipo celular
que antes no se expresaban, y de esta manera se consigue que la célula
se diferencie en otro tipo distinto. Es una línea de investigación muy
interesante, porque plantea la posibilidad de utilizar las células
madre adultas para tratar distintas enfermedades, una vez que se
consiga diferenciarlas adecuadamente, y así se evitaría el conflicto
ético que presenta el uso de células madre embrionarias.
Se ha dicho que uno de los principales
problemas que presentan
las células madre es que pueden llegar a dar diversos tipos de tumores
cancerígenos, como teratomas o teratocarcinomas, cuando se implantan en
animales. ¿Son las células madre carcinogénicas? ¿Cómo se podría evitar
este efecto?
Sí, claro que lo son. Si una de sus
características es que se
multiplican de forma indefinida, si se introduce una célula madre en un
organismo va a empezar a dividirse y es probable que suceda ésto. En
ratones se ha visto que muchas veces producen tumores. ¿Cómo se podría
evitar? Por un lado utilizando para el transplante, en lugar de las
células madre, células diferenciadas a partir de ellas sin capacidad
ya, por lo tanto, de autoperpetuatuarse; es decir, se diferenciaría la
célula en el laboratorio y se introduciría así en el organismo. Otra
posibilidad sería intentar controlar que esas células no se sigan
multiplicando indiscriminadamente dentro del tejido una vez
transplantadas.
Hablando de las posibilidades del uso de
las células madre para
el tratamiento de determinadas patologías, ¿qué enfermedades podrían
ser curadas con células madre en los seres humanos? ¿en cuáles se
podrían obtener los primeros logros?
Ahora mismo, las grandes líneas de investigación
para las que se
están utilizado las células madre estudian enfermedades
neurodegenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer, diabetes, e
incluso, parece que podría tratarse alguna forma de cáncer. Ya hay
casos de leucemias que se han tratado con células madre adultas de
médula ósea con resultados bastante positivos.
Mi punto de vista es que, aunque se están
obteniendo éxitos, hay que
investigar más porque todavía no se conocen muy bien cuales son los
efectos que pueden causar las células madre dentro de un organismo.
Antes hemos hablado de que podrían producir carcinogenésis. Creo que
los tratamientos de las leucemias están dando muchos resultados
positivos, pero para otros tipos de enfermedades habrá que esperar más.
Para las neurodegenerativas aún falta mucho tiempo; ahora mismo se está
investigando con ratones, también hay algo hecho en primates, pero los
resultados están siendo un poco contradictorios. Se necesita investigar
más.
Ahora mismo se está empezando a conocer cómo
funcionan las células
madre, cómo se comportan, cómo se diferencian. Creo que es muy positivo
que en los últimos años se haya producido un impulso muy fuerte a la
investigación con células madre; pero también considero que se han
creado muchas expectativas por parte de los medios de comunicación, no
falsas, porque creo que a largo plazo estas terapias podrán tener su
uso, pero no inmediatas o a corto plazo. Se necesitarán muchos años
para conocer realmente como funcionan las células madre; una vez sabido
esto, se pasaría a la investigación clínica con ratas, con primates, y
una vez que se esté seguro de que funcionan en animales se empezará a
trabajar con humanos. Pero para esto pueden faltar diez., veinte,
treinta años o más.
Los medios de comunicación también han
hecho frecuentes
referencias a otra técnica que pudiera tener importancia en relación a
las terapias celulares. Incluso, se regula su aplicación en la reciente
ley de reproducción aprobada por el gobierno. Nos referimos a la
clonación. ¿En qué consiste esta técnica?
Clonar es obtener individuos genéticamente
idénticos. Pero al hablar
de clonación es importante distinguir entre la reproductiva y
terapéutica. La técnica que se utiliza es básicamente la misma: se toma
un óvulo y se le extrae el material genético; a partir de una célula
diferenciada del organismo se extrae el núcleo, se aísla y se introduce
en el óvulo. La célula se estimula para que se multiplique y sigue un
proceso similar al que sigue cuando un óvulo que es fecundado por un
espermatozoide. En la clonación terapeútica, a los siete días se
origina el blastocisto y de aquí se aíslan células madre embrionarias,
en este caso clónicas. Esta técnica está encaminada a producir células
o tejidos genéticamente idénticos a los de un paciente, y de esta
manera, conseguir que no sean rechazadas por su organismo si se le
tratara alguna enfermedad con ellas.
El procedimiento para la clonación reproductiva
sería igual, pero en
este caso se introduciría el embrión en el útero de una madre animal
para que se desarrolle. Los individuos así obtenidos no están
resultando viables: muchos no se implantan de la forma adecuada, otros
mueren, y si llegan a nacer lo hacen con deformaciones y enfermedades
congénitas. El caso más famoso es el de la oveja Dolly, una oveja
clónica que envejeció a un ritmo más rápido de lo normal; siendo joven
sufrió artrosis, tuvo enfermedades infecciosas y fue sacrificada.
Esto plantea una serie de cuestiones. ¿Por qué los
individuos
clónicos presentan malformaciones? Aún no se sabe con exactitud pero se
cree que puede ser porque al manipular el ADN del núcleo es posible que
resulte dañado. ¿Por qué estos animales envejecen más rápido? Una
teoría que explica el envejecimiento dice que las células del organismo
sólo tienen capacidad para dividirse un número determinado de veces, de
5 a 10, y después dejan de hacerlo. El ADN se va deteriorando con el
tiempo y pierde la capacidad de dividirse. Por esto envejecemos. Si
para la clonación se utiliza ADN de una célula adulta, cuando la
clónica se divida varias veces va a envejecer más rápido que una no
clónica. Esto es sólo una hipótesis; no está absolutamente demostrado
pero es factible.
A
lo largo de la entrevista Ana usó frecuentemente la pizarra y expuso
con todo detalle los conceptos necesarios para comprender sus
expliaciones |
Imaginemos por un momento que las
técnicas de las que estamos
hablando se aplicasen hipotéticamente con mayor frecuencia; supongamos
que incluso se lograra la clonación reproductora de seres humanos.
Decía Teodosius Dobzhansky, el gran genetista y evolucionista
nacionalizado norteamericano: En Biología nada tiene sentido
si no se considera bajo el prisma de la evolución.
¿Qué sentido podría tener la clonación desde una perspectiva evolutiva?
¿Cuáles podrían ser sus consecuencias si llegara a ser una práctica
habitual?
En primer lugar, yo no creo que la clonación
reproductiva se vaya a
aplicar a los humanos en un futuro. Pero en el hipotético caso que
planteáis, si se pudiera aplicar a los seres humanos no tendría ningún
sentido. ¿Qué sentido tiene clonar a un ser humano? No tiene ninguno,
evolutivamente no aporta absolutamente nada. No se conseguiría ningún
beneficio con la clonación reproductiva. Ningún proceso que asegure
copias idénticas de organismos, con el mismo material genético, es
rentable para la evolución, sería un proceso que no produciría
variabilidad genética. Considerad el éxito evolutivo de la reproducción
sexual frente a la asexual; ésta última proporciona variabilidad y es
la que tienen la mayoría de los seres vivos. La clonación es un proceso
con resultados similares a una reproducción asexual.
No queremos finalizar este diálogo sin
plantearte una última
cuestión. Porque tú eres bioquímica y nadie mejor que tú para conocer
los principios sobre los que se sustenta la vida, sus secretos. ¿Qué es
para una persona como tú, una bioquímica, la vida? ¿Cómo la definirías?
Plantearse qué es la vida es sorprendente. Y lo es
porque cuanto más
sabes sobre una cosa más difícil te resulta responder a esa pregunta.
Yo soy bioquímica y la propia palabra lo dice: la bioquímica es el
estudio de la vida desde el punto de vista químico, de las moléculas
esenciales de la vida, de las proteínas y de los ácidos nucleicos, de
la célula, que como sabemos es la unidad mínima de vida de un
organismo. Las moléculas solas, por sí, no tienen vida. Una molécula de
ADN no tiene vida, no va a cumplir ninguna función por sí sola. Coges
una proteína y por sí sola tampoco va a hacer nada. Y es la interacción
de todas esas moléculas, del ADN, de las proteínas, los lípidos... de
la que se van a formar los orgánulos celulares. Pero es que los
orgánulos, por sí solos, tampoco van a tener vida. Cuando tienes esos
orgánulos dentro de una membrana plasmática con su núcleo y su
citoplasma es cuando aparece la vida.
Yo no sabría como definir la vida con una frase
concreta. Es algo
que aún me sorprende y creo que siempre me va a sorprender. Y creo que
esa sorpresa es muy buena. Cuanto más conoces sobre la vida, más
curiosidad tienes por saber más y siempre detrás de cada respuesta van
a seguir surgiendo muchas preguntas. Y siempre seguirá siendo algo
sorprendente.
Células madre, nuevas formas de tratar
las enfermedades,
manipulación genética, clonación.... La vida, o los seres vivos, se ven
como algo más manipulable. Todo esto de lo que hemos hablado,
¿supondría replantearnos el concepto que tenemos de los seres vivos en
general y de la vida humana en particular?
Está claro que todas las posibilidades de
manipulación de células y
genes de las que hemos hablado parecen como algo de ciencia ficción,
aunque cada vez son más reales. Pero al final la vida sigue siendo la
vida. Puedes manipular un gen y crear una célula con unas funciones o
propiedades que antes no tenía... Pero cualquier cambio que hagas lo
harás bajo las reglas de la vida. No estás cambiando la esencia de la
vida, estás manipulando los ladrillos sobre los que se sustenta, pero
el proceso sigue siendo el mismo.
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