La investigación para recuperar e
identificar los restos de D. Francisco de Quevedo y Villegas se inició
el pasado año 2006 en el mes de abril y se ha concluido en el mes de
febrero de 2007.
Para esta investigación nos pusimos en
contacto
con la Corporación Municipal de Villanueva de los Infantes que nos
indicó que la confusión que existía en torno al paradero de los restos
de Quevedo se debía a que cuando muere el poeta y escritor el 8 de
Septiembre de 1645 a los 65 años de edad, no es enterrado como había
dejado escrito en su testamento en el convento de Santo Domingo, sino
en la Iglesia Mayor de esta ciudad en la capilla de los Bustos,
dedicada a la Santa Cruz y anteriormente a San Juan Bautista, hoy de
nuestra Señora de la Soledad. Este enterramiento se hizo por
disposición del vicario Varela único testamentario del insigne satírico
y en contra de la expresa voluntad del poeta.
Posteriormente se produce una “monda” o
limpieza
de la capilla de los Bustos y los restos se depositan en la cripta de
Santo Tomás de Villanueva de la iglesia de San Andrés, donde se
distribuyen en unas tumbas que ya existían en ella.
Con esta información comenzamos el
proyecto de
estudio que se llevó a cabo siguiendo una serie de partes diferenciadas:
En primer lugar se localizaron las
tumbas en la
cripta de Santo Tomás de Villanueva (figura 1), a la que se accede
desde la sala capitular de la Iglesia de san Andrés Apóstol (figura 2).
Una vez en ella se observó una sala
pavimentada
con el altar de Santo Tomás al fondo. Cuando se elimina el pavimento
(figura 3) se localizan diez tumbas, situadas, la primera de ellas de
manera perpendicular respecto a las paredes laterales de la cripta y
las nueve restantes, en filas de tres, paralelas respecto a las paredes
laterales de la cripta, que se enumeran a partir de la entrada de T1 a
T10 (esquema 1).
Una vez organizada la numeración de las
tumbas,
son señalizadas y se procede a la extracción, de manera ordenada
respecto a la situación y numeración de las mismas, de cuanto hay en
ellas.
La extracción se realiza manualmente, separando,
inicialmente restos óseos y tierra (figuras 4, 5, 6 y 7).
La tierra extraída es cribada mediante
un cedazo
separando fragmentos óseos pequeños, piezas dentales y arena (figura
8). Dichos fragmentos óseos y piezas dentales son trasladados, junto
con el resto de restos óseos para su posterior limpieza y
clasificación. La arena resultante del proceso de cribado se almacena,
inicialmente en sacos en el interior de la cripta y posteriormente en
un contenedor habilitado, en el exterior, por el ayuntamiento.
Los restos óseos son trasladados al edificio de La
Alhóndiga, en las salas habilitadas por el Ayuntamiento, para su
posterior limpieza y clasificación (figuras 9 y 10).
En el interior de las tumbas, los restos aparecen,
a 35 cm. de la superficie, aproximadamente, mezclados, y repartidos
entre las diez tumbas, siendo la tumba 1 la que contiene mayor número
de restos óseos.
En esta fase llama la atención la presencia de
numerosos restos animales, mezclados con los restos humanos,
pertenecientes a diferentes tipos de animales: bovinos, caprinos,
felinos y otros. Una vez extraídos y separados los restos óseos, se
cepillan y lavan cuidadosamente para su posterior clasificación y
estudio.
Con los huesos así dispuestos se
realiza en primer
lugar un estudio anatómico y se etiquetan cada uno de ellos. Después se
separan los restos correspondientes a animales, niños y jóvenes,
mujeres adultas y varones adultos, siendo estos últimos trasladados,
para su posterior estudio, a la escuela de Medicina Legal de la
Universidad complutense de Madrid.
El método que se sigue para separar en las
categorías señaladas es básicamente morfológico, y solo en algunos
casos en que se presentaba alguna duda por su aspecto morfológico se
utilizan procedimientos métricos. Una vez que tenemos seleccionados los
huesos de hombres adultos de edad avanzada y conociendo que D.
Francisco de Quevedo había muerto en Villanueva de los Infantes (Ciudad
Real) en 1645 a la edad de 65 años como nos señalaba el informe
documental de uno de los miembros del equipo de investigación, D.
Miguel Fernández Sevilla, miembro documentalista del equipo que recoge
a su vez la descripción que hacen de Quevedo varios autores en cuanto a
los rasgos físicos: Uno de ellos es Pablo de Tarsia, quien escribe en
1663: Fue Don Francisco de mediana estatura, pelo negro y algo
encrespado; la frente, grande; los ojos muy vivos, pero tan corto de
vista que llevaba continuamente anteojos; la nariz y demás miembros,
proporcionados; y de medio cuerpo arriba fue bien hecho, aunque cojo y
lisiado de entrambos pies, que los tenía torcidos hacia dentro; algo
abultado, sin que le afease; muy blanco de cara.
Pablo Jauralde, catedrático de
Literatura Española
del Siglo de Oro de la Universidad Autónoma de Madrid, hablando del
retrato de Quevedo, dice: ….tenía
los pies zambos –hacia dentro- y era
excesivamente cargado de espaldas, de cuerpo abultado, defecto que se
acentuó con la edad…
Los
detractores de Quevedo se detuvieron, cuantas
veces pudieron, en señalar sus defectos físicos: cojo y miope, e
insinuaron otros muchos gordo y desgarbado, excesivamente pálido en sus
últimos años. El propio escritor aceptó de buena gana todo ello. Y
añadió, también andando el tiempo, las arrugas, el cabello blanco y la
boca saqueada por los años; los estragos del tiempo y la llegada de la
vejez”.
Como hemos comentado estos restos de
varones
adultos se trasladan a la Escuela de Medicina Legal de la Universidad
Complutense de Madrid y se separan aquellos que se corresponden con
varones de una edad aproximada a 65 años, y, que presentan una
patología compatible con el perfil de D. Francisco de Quevedo y
Villegas.
Se estudia la edad, tanto por métodos
morfométricos, es decir, por el examen externo del hueso, como
radiológicos y así fijamos a que edad podía haber fallecido la persona
a la que pertenecía el hueso; igualmente podemos estudiar la patología
o alteraciones anatómicas de los huesos radiografiados.
Con ello llegamos a una serie de conclusiones como
son:
-
Que los restos óseos extraídos de la cripta de
Santo Tomás de Villanueva se corresponden con un enterramiento
secundario (se habían extraído y trasladado allí desde otra ubicación o
enterramiento primario) y se encuentran todos mezclados y algunos de
ellos rotos o fragmentados. En dichos restos aparecen mezclados restos
animales junto a restos humanos, y entre los humanos existen restos
pertenecientes a niños, jóvenes y adultos de ambos sexos.
- Que el número mínimo de individuos es de 167.
- Que de los restos óseos que se estudian en la
Escuela de Medicina Legal (morfométricamente varones) se separan
aquellos que son claramente de individuos adultos de edad joven o media
(hasta los 35-40 años). El proceso seguido es el estudio por tres
investigadores con experiencia en cada uno de los huesos y el cotejo
final entre ellos.
Sobre estos restos se estudia la data,
mediante la
aplicación del método de Facchini y Petener (1977) y que se corresponde
con unos 300 a 400 años, fecha que coincide con la que vivió y murió
Francisco de Quevedo (imagen 10). De estos individuos se excluyen todos
los que no tienen una talla media en torno a 160 cm.
En cuanto al único cráneo que podía ser
compatible
con los rasgos de Francisco de Quevedo, se aplica un programa de
ordenador (Fordisc) y el resultado es que se trata de un cráneo de
mujer, mientras que la morfometría señala que se trata de un varón por
lo que se excluye también de los restos que presentan todos los
criterios de inclusión.
Respecto a las mandíbulas edentulas que
se han
separado no ha sido posible, debido a su gran deterioro, determinar si
corresponden a varones de aproximadamente 65 años de edad.
Finalmente queda un grupo de huesos que
cumplen
estos criterios (grupo 1) que son: fémur derecho, fémur izquierdo,
humero derecho, clavícula derecha, dos vértebras cervicales, 2
vértebras dorsales, y dos vértebras lumbares.
Se separa otro grupo (grupo 2) que no
cumple
estrictamente los criterios específicos de inclusión, bien debido a
dudas que se plantean al aplicar los métodos antropológicos, o bien
debido a su estado de deterioro y fragmentación que hacen imposible su
estudio.
Finalmente un grupo muy amplio (grupo
3), que no
cumplen claramente los criterios de inclusión o que es imposible su
estudio por su deterioro y/o fragmentación.
Con esto llegamos a concluir que los restos que
corresponden a D. Francisco de Quevedo son los del grupo 1: fémur
derecho, fémur izquierdo, humero derecho, clavícula derecha, dos
vértebra cervicales, dos vértebras dorsales, y dos vértebras lumbares.
Dentro de los huesos seleccionados hay
que llamar
la atención sobre los fémures, ya que el derecho presenta una torsión
importante y el izquierdo (producido probablemente por la alteración
del fémur derecho, presentaba una artrosis marcada en la cabeza
femoral). Estas alteraciones en fémures justificarían claramente la
cojera de la que tanto amigos como enemigos de Quevedo hablaban.
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Bibliografía consultada
[1]
Bass, W.M., (1995): "Human Osteology. A laboratory and Field Manual (4ª
Ed.)". Special publication Nº 2 of the Missouri Archeological Society.
USA.
[2] Facchini, F., Petener, D., (1977). "Chemical and Physical
Methods in Dating Human Skeletal Remains". Am. J. Phys. Anthrop.
47-65-70.
[3] Moore-Jansen, P.M., Ousley, S.D., Jantz, R.L.(1994). "Data
Collection Procedures for Forensic Skeletal Material". University of
Tennessee, USA.
[4] Nunes, C., (1998). "Contribución para la identificación human
a partir del estudio de las estructuras óseas". Tesis doctoral,
Universidad Complutense, Madrid,
[5] Krogman, W.M., Işcan, M, Y., (1986): "The Human Skeleton in
Forensic Medicine". Charles C. Thomas, USA.
[6] Lasheras, M.D., (1995): "Evolución de la talla secular en España".
Editorial Complutense, Madrid.
[7] Reverte, J. M., (1999): "Antropología Forense (2ª Ed.)". Ministerio
de Justicia, Madrid.
[8] Sánchez, J.A. (1984): "Antropología Médica de Torrelaguna". Tesis
doctoral, Universidad Complutense, Madrid.
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