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Inicio->Número 8 (junio 2005)->Albert Einstein, hoy

Albert Einstein: referente para la ciencia, la paz y la concordia
Manuel Chaves González
Presidente de la Junta de Andalucía

Manuel Chaves GonzálezAlbert Einstein, considerado como el mayor físico de la historia, fue una de las personalidades más atractivas y sugerentes del pasado siglo XX. Se cumple ahora el centenario de aquel año 1905 en el que, tres artículos suyos, cambiaron el rumbo de la ciencia, nuestra visión del universo y la concepción inmovilista del espacio y del tiempo.

Organismos e instituciones públicas y privadas de todo el mundo conmemoran dicha efemérides, poniendo en marcha numerosas iniciativas de estudio y divulgación, congresos, jornadas especializadas y hasta concursos científicos en torno a la teoría de la relatividad, la principal y más revolucionaria aportación einsteiniana.

En este contexto se inscribe el proyecto planteado por el Departamento de Ciencias Naturales del IES “Antonio de Mendoza” de Alcalá la Real (Jaén), y no puedo sino felicitar efusivamente a sus miembros y animar a los alumnos y alumnas del Centro a conocer la vida y la obra del genial investigador aleman, esperando que este Año de la Física, declarado en su honor por la ONU, sea de provecho y de utilidad en sus estudios.

La ciencia es un valor ensencial en la formación de los jóvenes, hasta tal punto que un buen aprendizaje de estas materias determina incluso la calidad y el nivel del propio sistema educativo. Con este fin, en Andalucía estamos haciento una apuesta muy fuerte, como demuestra la mejora realizada en laboratorios e investigaciones, la continua especialización del profesorado o los programas de investigación científica y técnica que desarrollan las facultades y equipos universitarios.

Estamos convencidos de que sin esta fundamental contribución es imposible mantener el ritmo de crecimiento y seguir alcanzando nuevas metas de progreso y bienestar. La Sociedad del Conocimiento en la que hoy vivimos y de la que tanto hablamos, surge del esfuerzo y tesón de miles de hombres y mujeres dedicados a la ciencia y a la innovación, a difundir sus avances y aplicaciones, de las que se beneficiarán después las empresas y los diferentes sectores productivos.

Este proceso de generación y traslación de los conocimientos, ha facilitado a ciudadanos y sociedades un salto adelante sin precedentes y contar en la actualidad con modernísimos recursos tecnológicos y un sinnúmero de nuevas oportunidades.

Los jóvenes estudiantes de hoy tienen la responsabilidad de mejorar e impulsar el futuro de Andalucía y un buen sistema de formación es el que les propone ejemplos que imitar y firmes principios en los que inspirarse. Einstein cumple a la perfección ambas funciones, como sólido referente en su doble condición de eximio científico y de persona comprometida con los valores de la paz, la convivencia y la concordia entre los pueblos.

¡Ojalá que este año 2005, aniversario de su obra, sirviera de estímulo o emulación! Que nuestros alumnos y alumnas se atrevan a seguir sus pasos y, al promover el desarrollo de las ciencias, abriendo un nuevo horizonte de prosperidad, consiguieran que Andalucía y los andaluces jueguen un papel decisivo en la construcción de un mundo más humano, más justo y más solidario.   






Albert Einstein: un modelo para el presente
Francisco Vallejo Serrano
Consejero de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía

Francisco Vallejo SerranoCien años después de que Albert Einstein planteara su Teoría de la Relatividad, su personalidad sigue siendo una inspiración para los estudiantes y los investigadores del siglo XXI. Antepuso su curiosidad y su honestidad intelectual a las corrientes de su época, aun a riesgo de ser incomprendido, y su valentía para plantear nuevas propuestas le reportó los mayores reconocimientos a los que puede aspirar un científico. Fue un “viajero solitario”, como él se definió, en la independencia con la que trabajó, pero fue también un hombre que se encargó de trasladar sus conocimientos al entorno y que aprovechó su prodigiosa inteligencia para hacer más sabia y más moderna a la sociedad en la que vivía. Einstein es aún un ejemplo de cómo hay que afrontar los proyectos desde la libertad y la imaginación, sin miedo a ir contracorriente, hay que atreverse a hacer lo que nunca antes se ha hecho, y arriesgarse desde la sensibilidad de quien sabe que con su esfuerzo conseguirá beneficiar a la humanidad. Esos valores de integridad, audacia y generosidad siguen constituyendo un modelo en el que todos debemos mirarnos.







Albert Einstein
Cándida Martínez López
Consejera de Educación de la Junta de Andalucía

Cándida Martínez LópezCelebramos este año el centenario de la publicación de la serie de trabajos con los que un joven Albert Einstein, de 26 años, revolucionó no sólo la Física, sino la forma de ver y concebir el mundo. Uno de esos artículos aparecidos en la Revista “Annalen der Physik” establece las bases y fundamentos de lo que ha pasado a denominarse “La Teoría Especial de la Relatividad”.

La Organización de las Naciones Unidas ha proclamado el 2005 como “Año Internacional de la Física”, en memoria de esos cuatro artículos aparecidos en 1905 y con los que un, entonces, desconocido investigador cambió la historia y dió un vuelco a la noción misma de realidad.

La relevancia de Einstein como científico constituye, sin duda, el núcleo central de esta conmemoración, a la que la Consejería de Educación se une con la intención de impulsar toda suerte de iniciativas, surgidas en los centros educativos y en el seno de la comunidad educativa de Andalucía, que tengan por objeto divulgar no sólo la obra de Einstein, especialmente la teoría de la relatividad, sino también aquellas que planteen una reflexión sobre la importancia de la figura del célebre físico –del que, también, se cumplen 50 años de su muerte-, el papel de la Física en relación con otras ciencias y saberes del siglo XX y, muy importante, el sentido y trascendencia de la cultura científica y su influencia en la sociedad contemporánea.

También se ha creado un Comité Científico en el ámbito de este Primer Centenario de la publicación de la Teoría Especial de la Relatividad, una de cuyas misiones más relevantes consiste en elaborar un documento sobre el estado de la enseñanza de la ciencia en la escuela andaluza, con propuestas y medidas para su mejora, estableciendo un marco de debate y reflexión que contribuya a la mejora de la educación y de la cultura científica en la ciudadanía de nuestra Comunidad Autónoma.

La administración educativa entiende que esta celebración, lejos de quedar reducida a unos meros actos testimoniales y formales en memoria del genial físico, es una ocasión inmejorable que es preciso aprovechar para fomentar el interés por el estudio y el conocimiento de los hechos y actividades científicas como un elemento fundamental de la cultura y la vida de nuestra sociedad, y propiciar y auspiciar el debate sobre la educación y la cultura científica desde todas las vertientes posibles: educativa, curricular, cultural, divulgativa, etc.

Creemos que es una manera de honrar y homenajear la figura y la obra de Einstein más acorde con el espíritu de este pensador, del que –aun en pleno siglo XXI- seguimos siendo deudores, a pesar de lo mucho que ha cambiado desde entonces, no sólo la ciencia, sino la realidad social, económica, política...

Por eso, me parece sinceramente encomiable la idea del IES “Antonio de Mendoza” de dedicar una serie de actividades, y este número de la Revista, a la figura y la obra de Albert Einstein.

Si bien es cierto que la pasión dominante de nuestro personaje fue la investigación, que nunca abandonó hasta su muerte, también es verdad que Einstein se convirtió en una celebridad de fama mundial y aprovechó la audiencia de la que gozaba para intervenir públicamente en diversidad de asuntos de interés para la humanidad y siempre desde una postura solidaria y responsable. Además, lejos de la imagen tópica del científico eremita, encerrado en su torre de marfil y ajeno a los problemas del mundo, Einstein fue toda su vida un dechado de afabilidad, de modestia y sencillez, que le llevó a comunicarse de continuo con sus semejantes y, también, supo aplicar a su vida buenas dosis de humor y de talante festivo.

Me gustaría destacar, sobre todo, una faceta de la figura de Einstein que creo caracteriza al personaje y marca, de manera acusada, toda su trayectoria vital. Me refiero a su actitud pacifista. Einstein fue toda su vida un pacifista convencido. Ya siendo escolar, renegaba del militarismo que impregnaba la vida de los Gymnasium alemanes (Centros de Educación Secundaria).

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Einstein se negó a firmar un manifiesto en el que un buen número de intelectuales alemanes justificaba y apoyaba la decisión de Alemania de entrar en guerra. Posteriormente, con el creciente auge del nazismo, Einstein fue objeto de todo tipo de ataques y censuras; su actitud pacifista y pro democrática fue considerada como una auténtica traición a la patria por parte de los elementos ultranacionalistas y antisemitas que, poco a poco, iban dominando la escena alemana.Incluso se llegó a ridiculizar públicamente sus trabajos científicos, especialmente la teoría de la relatividad, en un intento de desprestigiarle como investigador. Cuando Hitler llegó al poder en 1933, Einstein abandonó Alemania y se instaló en Estados Unidos.

El pacifismo de Einstein no era, en modo alguno, ingenuo y, sabiendo el peligro que entrañaba el régimen nazi para la libertad, y convencido de que los físicos al servicio del Reich estaban en condiciones de fabricar bombas a partir del tratamiento del uranio -artefactos de efectos destructivos incalculables- escribió la famosa carta al Presidente Roosevelt, en la que alertaba del riesgo de que la Alemania nazi dispusiera de semejante poder mortífero y recomendaba adelantarse al enemigo...

No obstante, Einstein no participó en el proyecto que desembocó en la construcción de la bomba atómica. De hecho, después de la guerra, dedicó toda su influencia y su prestigio a la causa de la paz y, especialmente, a advertir a la humanidad del riesgo de desastre nuclear. Precisamente, dos días antes de su muerte firmó un manifiesto en contra de la guerra, promovido por el filósofo Bertrand Russell y dirigido a la comunidad científica internacional.

Einstein hizo posible conjugar las exigencias de su genialidad científica con la defensa incansable de la convivencia humana pacífica y democrática. Siendo ambas actividades tan absorbentes y que, en principio, podrían parecer incompatibles si atendemos a la intensidad con que el físico se entregó a ellas y, también, debido al tiempo, la dedicación y el esfuerzo, que, de suyo, reclaman. Pienso que, además de la gran capacidad intelectual del Premio Nobel y de su inmensa vitalidad, Einstein pudo asumir ambas tareas porque, aunque a simple vista puedan parecer muy distintas, respondían a una previa actitud ética, a un compromiso vital con una serie de principios y valores que guiaron y alimentaron toda la actividad científica y existencial de Albert Einstein. En una ocasión éste declaró:

“Los ideales que han iluminado mi camino, y que con el paso del tiempo han renovado mi coraje para enfrentar la vida animosamente, han sido: la bondad, la belleza y la verdad”.







Einstein: más allá de la explicación de la naturaleza
Felipe López García
Presidente de la Diputación Provincial de Jaén

Felipe López García¿Qué diferencia a Cervantes, Verne o Einstein del resto de nosotros? A la genialidad y los genios podemos verlos de dos formas distintas. Podemos pensar que poseen valores superiores al resto de las personas y que están 'hechos de otra pasta'. De esta forma, genios y héroes coincidirían en estar más cerca de un Olimpo mítico que del común de los mortales. Pero son muchos los héroes cotidianos, casi tantos como los genios anónimos. Al fin y al cabo y esta es la segunda forma de ver a los genios, los valores -tanto como las carencias-, son en gran parte las mismas en todos los seres humanos aunque en distinta combinación e intensidad.

Parte de la genialidad de Einstein reside en su capacidad para hacer sencilla y comprensible la complejidad de la naturaleza porque como señalaba este nobel "No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela". En su investigación se mezclan la constancia del trabajo, la imaginación y la búsqueda del pensamiento alternativo. Su optimismo y cercanía a la sociedad moldeó una visión distinta acerca del científico, tanto así que junto al Ché, Marilyn, o los Beatles -claro está, cada uno en su campo-, se ha convertido en icono del siglo XX.

Su más importante enunciado, el de la Teoría de la Relatividad, constituyó una revolución en la forma de pensar las coordenadas de espacio y tiempo como antes lo fueran el pensamiento de Newton, Copérnico o Aristóteles. También Albert Einstein vivió el agitado contexto social y político de su tiempo con la misma intensidad que la ciencia. Porque no sólo se trata de observar sino de mejorar nuestro mundo en la medida de las capacidades propias. Más allá de la descripción de la naturaleza encontró la aplicación del saber a los procesos de fusión y fisión nuclear. Y más allá de la teoría una visión humanista basada en la práctica de la tolerancia templada en su propia biografía.

Empleaba el anagrama de la relatividad en todas las esferas de la actividad humana: "La energía no sea crea, siempre existe, y no se destruye, solamente se transforma por medio del pensamiento o voluntad de quien la maneja". En aquellas décadas se fraguaban dos de las principales amenazas a nuestro mundo: la intolerancia de los regímenes fascistas y la aplicación de la energía nuclear a la construcción y extensión de armas de destrucción masiva. El respeto por su figura, su lucha activa por la diversidad y el papel de denuncia y diálogo hacia las élites políticas de su tiempo le convirtieron en referencia de consenso para aquellos que buscaban una alternativa de vida en democracia.

Probablemente parte de su genialidad resida en haber cultivado desde el entusiasmo los mejores valores y facetas de la condición humana. Una teoría revolucionaria. Un hombre excepcional que desde la imaginación, el trabajo y la tolerancia cambió nuestra forma de ver el mundo.

Valores universales que deben también trasladarse a nuestro ámbito más cercano, el de la vida local. Comunidades locales e instituciones también las de nuestra provincia que de forma participativa fomentan la investigación y el conocimiento para ponerlos al servicio de un horizonte de desarrollo sostenible en el que buscar el bienestar de hoy sin hipotecar nuestros parques naturales, nuestro legado histórico, la biodiversidad de nuestros ecosistemas. Desde este principio de acción, la Diputación Provincial de Jaén colabora con diversas entidades públicas y privadas en la investigación sobre temas como nuestro pasado histórico, la relación entre el aceite y la salud o la innovación en torno a las energías limpias y renovables. Al fin y al cabo, la energía no se crea ni se destruye, y la masa, en nuestro caso los subproductos y la biomasa del olivar, se convierten en energía en diversas formas y resultados.

Cada uno de los alumnos y alumnas que formáis parte de este Instituto sois también parte del potencial humano con que cuenta la provincia en esta tarea. A todos vosotros y a vuestro profesorado os animo a formar parte de la aventura del conocimiento. Que el trabajo, la creatividad y la creencia en un proyecto común que caracterizaran a Einstein sean referencia para todos nosotros.






Dos pensamientos de Albert Einstein
Antonio Cano García
Alcalde de Frailes (Jaén)

Antonio Cano GarcíaHay dos pensamientos de Einstein que me han llamado la atención y pueden explicar algún aspecto de su vida y obra. Uno dice: Cuando un hombre se sienta una hora junto a una mujer hermosa, parece un minuto. Pero si se sienta un minuto sobre una estufa caliente, le parecerá una hora. Es una explicación sencilla para una de las grandes teorias que revolucionaron la ciencia. 'La teoria de la relatividad'. Solo un genio sería capaz de explicarla con esa sencillez.

La otra cita habla, más que del científico, del hombre: Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar el átomo que los prejuicios. Era una frase válida antes yaún más ahora en una sociedad que apuesta por lo material y mantiene ideas trasnochadas sobre religión, emigración, etc.

Los dos pensamientos son las dos caras de una misma moneda. El científico y el hombre preocupado por su tiempo.















2005, Año Mundial de la Física en recuerdo a una mente maravillosa
Manuel León López
Alcalde de Alcalá la Real (Jaén)

Manuel León LópezConmemoramos en 2005 el año mundial de la Física. Esta efeméride nos lleva a recordar a Albert Einstein, uno de los más fascinantes científicos que ha dado la Historia de la Humanidad pues aportó teorías que revolucionaron la sociedad de la época y aún hoy nos sorprenden.

En 1905 y con tan solo 26 años Einstein publicó sus trabajos más importantes dedicados a la relatividad espacial, el efecto fotoeléctrico y el movimiento browniano. A partir de ese momento se fijaron las bases de la física actual, gracias a la cual podemos hablar de energías renovables, e instrumentos como las placas solares, los modernos molinos de viento generadores de electricidad o la astrofísica.

Confiamos en que este año sirva para situar la ciencia en el lugar que merece y para animar a los jóvenes a volcarse en su estudio, a los que un humilde Einstein confió su secreto: “no tengo talentos especiales, pero sí soy tremendamente curioso”.

Nuestra sociedad sigue necesitando científicos como este alemán, una mente maravillosa que llegó a ser premio Nóbel en 1921. El bienestar por el que todos trabajamos requiere científicos, jóvenes estudiosos de la física y otras ciencias que nos hagan progresar hacia un mundo más avanzado y moderno, abierto a todas las facetas culturales, para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.

Einstein: pasado, presente y futuro de la física
José Manuel Fernández de Labastida
Vicepresidente de Investigación Científica y Técnica
Consejo Superior de Investigaciones Científicas

José Manuel Fernández de LabastidaLos trabajos de Einstein en 1905 representan la base del desarrollo de la física en el siglo XX. Por una parte indujeron la física cuántica, disciplina que indudablemente ha generado el desarrollo tecnológico que modela el mundo actual, y por otra impulsaron la generación de conocimiento sobre el universo y los fundamentos de la física. Hoy estamos tratando de responder a preguntas que eran inconcebibles hace 100 años gracias a sus trabajos pioneros y al esfuerzo de otras muchas personas que han realizado importantes aportaciones científicas a lo largo del siglo XX.

Hoy conocemos que existen cuatro interacciones fundamentales, la fuerte, la débil, la electromagnética y la gravitatoria y para las tres primeras hemos construido una teoría unificada que ha sido verificada con precisión hasta las energías exploradas. La unificación de la interacción gravitatoria con el resto es una de las asignaturas pendientes a la que nos enfrentamos en el siglo XXI. En la actualidad las teorías de cuerdas son las más firmes candidatas para alcanzar este reto. Se trata de teorías que posiblemente aporten también la respuesta a otras preguntas de carácter fundamental como, por ejemplo, por qué existen las familias de partículas elementales que observamos. Sin embargo queda mucho por avanzar para entender las teorías de cuerdas, quizá porque aun no están desarrolladas las herramientas matemáticas que son necesarias para formularlas.

El escenario que se vislumbra es una teoría que describe el universo en la que existen muy pocos parámetros ajustables, quizá uno, y en la que podría o no existir alguna condición inicial que fijar. Estos parámetros y condiciones iniciales tendrían los valores apropiados para que se genere la vida. Cuando alcancemos ese conocimiento tendremos que preguntarnos cuántas teorías pueden formularse que conduzcan a la generación de seres vivos que sean capaces de hacerse esta pregunta.




El principio de equivalencia:
La idea más feliz de mi vida (A. Einstein)

Antonio Ferrer Soria
Instituto de Física Corpuscular. CSIC.
Universidad de Valencia
Vicepresidente de la Real Sociedad Española de Física

Antonio Ferrer SoriaMucho antes de haber elaborado la teoría general de la relatividad, allá por los años 1907-1909, Einstein concibió el Principio de equivalencia, un ingrediente fundamental de su grandiosa obra sobre la gravitación universal. El principio de equivalencia postula que la física en un campo gravitatorio (por ejemplo el de la Tierra, cuya aceleración es g) es equivalente a la de un sistema acelerado con una aceleración g. Esto además resuelve un enigma de la época: la masa gravitatoria de un cuerpo es igual a su masa inercial.

Bien, pues allá por el año 1960, dos físicos norteamericanos (R. V. Pound y G. A. Rebka) quisieron comprobar si el principio de equivalencia es correcto. Para ello compararon la energía de los fotones de 14400 eV (de una fuente radiactiva de hierro-57) cuando se envían hacia arriba respecto al mismo experimento cuando se envían hacia abajo en el campo gravitatorio terrestre. Lo midieron en la torre de 22 metros de altura de su universidad. La diferencia de energía entre los fotones que suben y los fotones que bajan fue de 0,00000000007 eV. Era lo que se esperaba y lo consiguieron medir gracias al efecto llamado Mössbauer, con el que se pueden hacer las medidas de mayor precisión que se conocen.

Einstein murió antes de conocer el resultado de este experimento, pero él sabía que ésta fue la idea más feliz de su vida. Einstein amaba la física.





Cosmología y relatividad
Eduardo Battaner
Departamento de Física Teórica y del Cosmos. Universidad de Granada.

Aunque Einstein fue admirado en su tiempo como ningún otro científico, tras su muerte la teoría de la Relatividad General fue, en cierto modo, olvidada, por ser interesante, sí, pero conducente a correcciones insignificantes. Su desarrollo matemático era excesivo -se pensó- para su escasa aplicación. Nadie la negaba, pero ya nadie la estudiaba. Este injustificado olvido ha debido corregirse hoy. Como cosmólogo, puedo asegurar que la Relatividad General es absolutamente esencial para comprender el Universo. Y en este caso, no se trata de proporcionar pequeñas correcciones.

Con la Relatividad General, Einstein pudo demostrar que el Universo estaba en expansión, mucho antes de que Hubble descubriera su famosa ley. Sin embargo, esta conclusión no figura en la enorme lista de sus espectaculares predicciones. La razón es que no lo publicó. No lo publicó porque iba en contra de su más intima convicción de que el Universo debía ser estacionario. Para evitar la expansión que se obtenía con sus propias ecuaciones imaginó que el Universo estaba dotado de una naturaleza expansiva.

Y hoy se piensa que el Universo esta en expansión y que esta expansión es cada vez mas rápida, es lo que se llama la reaceleración del Universo. Y, probablemente, esta reaceleración se debe a ese carácter expansivo que Einstein supuso para el Universo, lo que hoy se llama "energía oscura".

Esta energía oscura, que ya hoy es la componente más importante del Universo, acabará por ser la componente dominante. Entonces, las galaxias que hoy vemos, salvo las muy cercanas, se alejarán mas allá del horizonte relativista, y las perderemos de vista. Nos quedaremos solos en el Universo observable. Después de poco menos de 100 años la increíble capacidad deductiva de Einstein nos sigue guiando en nuestra eterna pretensión de comprender el Universo.






Einstein y los orígenes de la Física Cuántica
Fernando Cornet Sánchez del Águila
Departamento de Física Teórica y del Cosmos. Universidad de Granada

Fernando Cornet5Hace ahora 100 años Albert Einstein publicó 5 artículos de gran importancia en la Física del Siglo XX. Sin duda alguna los dos artículos más conocidos popularmente fueron los que fundaron la Teoría de la Relatividad Especial. Un tercer artículo, publicado en el mes de marzo, está en el origen de la Teoría Cuántica, la teoría que más ha influido en la Física y la Tecnología en el pasado siglo. Este artículo se titulaba: “Sobre un punto de vista heurístico acerca de la producción y transformación de la luz” (la heurística es el arte de inventar) y en él Einstein apuntaba la hipótesis de que la luz se genera, propaga y absorbe en paquetes indivisibles a los que llamó “cuantos” y aplicaba esta hipótesis a la descripción del efecto fotoeléctrico (el efecto fotoeléctrico consiste en que un rayo de luz iluminando ciertos materiales puede arrancar electrones de los mismos, y está en la base de las células fotoeléctricas que evitan que las puertas de los ascensores nos atrapen al cerrarse). Curiosamente fue esta aplicación la que le valió el Premio Nobel del Física en el año 1921 (Una de las grandes injusticias de la Fundación Nobel es no haber concedido un segundo Premio Nobel a Einstein por su Teoría de la Relatividad).

La hipótesis de Einstein rompía radicalmente con todo lo aceptado por la Física hasta entonces. A lo largo de los doscientos años anteriores todos los experimentos ópticos conducían a la idea de que la luz se propagaba como una onda lo que quedó completamente explicado y entendido mediante la Teoría de Maxwell en el año 1865. Por todo ello, la idea de los “cuantos” de luz fue totalmente rechazada por los Físicos de la época. Así Max Planck en su discurso en el acto de ingreso de Einstein en la Academia Prusiana de Ciencias dijo refiriéndose a Einstein:”El que algunas veces, por ejemplo en su hipótesis de los “cuantos” de luz, haya podido ir demasiado lejos en sus especulaciones no debe ser usado en contra suya”. Incluso, una vez concedido el Premio Nobel se seguía dudando de la utilidad de la idea de Einstein, más allá de su aplicación al efecto fotoeléctrico. No fue hasta 1923, cuando Arthur Compton realizó su famoso experimento de dispersión de rayos X por electrones, en los que se observó claramente que los electrones y los rayos X se comportaban como sendas partículas, cuando la hipótesis de Einstein empezó a ser admitida. Finalmente, Gilbert Lewis en 1926 bautizó como fotón, su nombre actual, al “cuanto” de luz. Hoy en día se acepta que no sólo la luz, si no todas las partículas (electrones, protones, etc.) tienen la doble naturaleza: se pueden comportar como partículas o como ondas y depende del tipo de experimento que hagamos que observemos una u otra.

Es curioso que a medida que la Mecánica Cuántica, teoría heredera directa de la hipótesis de Einstein y comúnmente aceptada hoy en día, se fue desarrollando a finales de los años 20 y principios de los 30, el propio Einstein se fue alejando de la misma poco a poco hasta llegar a rechazarla en base a sus principios filosóficos. Pero eso es otra historia que requiere mucho más espacio del que disponemos aquí para poder desarrollarla.








Albert Einstein: El centenario de su annus mirabilis, 1905
Ulrich Eckern
Editor Jefe de Annalen der Physik
Instituto de Física. Universidad de Ausburgo. Alemania

Ulrich EckernAl igual que para cualquier físico que se precie, el año 1905 implica para Annalen der Physik –la revista que publicó la mayoría de las ideas originales de Einstein- la obligación de celebrar en 2005, cien años después, su obra y su impacto sobre la física. El primer artículo de Einstein (marzo de 1901) estaba dedicado a la naturaleza de las fuerzas moleculares. Su último trabajo en los Annalen (diciembre de 1922) fue un breve comentario crítico sobre un texto de Franz Selety. En total, aparecieron en Annalen der Physik 49 contribuciones de Albert Einstein, unas 471 páginas, incluyendo adendas, erratas y comentarios.

Al inicio de su carrera científica, en 1905, tuvo lugar su annus mirabilis, con la publicación de cuatro de sus artículos más destacables y la remisión de un quinto. Trataron sobre el efecto fotoeléctrico (recibido en marzo de 1905), el movimiento browniano (en mayo), la electrodinámica de los cuerpos en movimiento (en junio), la equivalencia de masa y energía (en septiembre) y la determinación de las dimensiones de las moléculas (en agosto, con una adenda datada en enero de 1906). Obviamente, los artículos de 1905 plantean diversas cuestiones: ¿Cómo se relacionaban estos temas en la mente de Einstein? Teniendo en cuenta sus trabajos anteriores y su correspondencia parece verosímil suponer que un elemento unificador inicial fueron sus ideas atomísticas. Posteriormente, estas especulaciones se dirigieron hacia la exploración de los límites de la física clásica: las tres revoluciones iniciadas por Einstein en 1905 se originaron a partir de problemas situados en los límites de los principales campos de la física clasica: la mecánica, la electrodinámica y la termodinámica. La relatividad especial emergió de la electrodinámica de los cuerpos en movimiento, un área común a la electrodinámica y la mecánica; la hipótesis cuántica de la luz, que surgió del problema de la radiación del calor, relacionaba electrodinámica y termodinámica; el movimiento browniano, se situaba en el límite entre la mecánica y la termodinámica.

En honor a Albert Einstein, Annalen der Physik ha publicado recientemente un número especial, con artículos de científicos eminentes que relacionan las contribuciones de Einstein con la vanguardia de la investigación actual, y el libro Einstein´s Annalen Papers (Artículos de Einstein en los Anales). El último presenta los cuatro artículos históricos, así como facsímiles de todos sus artículos en Annalen der Physik. Con ambas publicaciones, rendimos homenaje al más excepcional científico del último siglo.








¿Cambió Einstein nuestra concepción del mundo?
Vicente López García
Parque de las Ciencias, Granada

Vicente López GarcíaEn muchas ocasiones, un concepto que nos parecía absoluto ha pasado a ser relativo cuando ampliamos nuestra visión del mundo que nos rodea, cuando nuestra mirada estrecha, localista, se hace global. La noche y el día eran conceptos absolutos cuando creíamos que la Tierra era plana. Al salir el Sol, salía para todos y, lógicamente era de día para todo el mundo. Cuando pensábamos que la Tierra estaba inmóvil en el centro del Universo, el reposo y el movimiento eran absolutos, referidos siempre a la superficie del planeta. Ahora sólo podemos hablar de la velocidad de la Tierra respecto al Sol, del Sol respecto al centro de la Galaxia, de la Galaxia respecto al cúmulo de Virgo, etc. El reposo, a secas, no tiene sentido.

Pues bien, Einstein nos hace ver que el tiempo y el espacio son relativos, que dependen de la velocidad del observador, de la distribución de masas a su alrededor y del movimiento de esas masas y que ambos son interdependientes. Pero en esta ocasión, esta idea nos llega antes de que hayamos ampliado nuestra visión del espacio y del tiempo. ¿Qué es lo que nos falta ver que nos haga intuitiva tanto su Relatividad especial como la general? ¿Será necesario esperar a que las enormes velocidades a las que esa relatividad se pone de manifiesto sean cotidianas para los humanos? ¿O a que nos acostumbremos a campos gravitatorios muy intensos? En todo caso, esto nos indica que Einstein se adelantó muchísimo a su tiempo. Ya ha pasado un siglo y estamos empezando a hablar de Einstein en la escuela. Nuestra concepción del mundo aún no ha cambiado porque estamos empezando a asimilar sus ideas, pero cambiará.









Un desconocido Albert Einstein
Luis Navarro Veguillas
Departamento de Historia de la Ciencia. Universidad de Barcelona

Luis Navarro VeguillasEs frecuente encontrarse con textos sobre personajes históricos que nos los presentan plagados de bondades y con actitudes ejemplares. En la narración de su vida, de su obra y de su influencia posterior aparecen algunos malentendidos –cuando no auténticas falsedades– que resultan ya casi inseparables del personaje. Por ello, la situación del mito en su justo lugar, requiere una cierta desconstrucción del mismo. El caso de Einstein puede servir como ilustración.

Este año 2005, en el que se celebra el Año Mundial de la Física, en conmemoración del centenario del famoso annus mirabilis de Einstein, proliferan los escritos sobre las más variadas facetas del científico. Un ligero comentario en torno a algunos tópicos extendidos, relativos a distintos aspectos del personaje, puede ayudar a poner de manifiesto la conveniencia de reconstruir parte de la mitología que le rodea.

Einstein fue un extraordinario físico teórico, ajeno a los experimentos y a la física aplicada

El extraño y riguroso comportamiento de la brújula figura, entre sus primeros recuerdos, como fuente de inspiración permanente. Trabajó varios años como examinador de patentes, disfrutando y considerando positiva la experiencia para su trayectoria científica posterior. Es autor de diferentes trabajos sobre la aplicación de las leyes de la física a la navegación a vela, una de sus aficiones favoritas. Inscribió con su nombre –y el de otros colegas– más de una docena de patentes. Entre ellas un modelo de voltímetro de gran sensibilidad para la época (1908), una bomba de refrigeración silenciosa (1930) y un dispositivo fotoeléctrico para regular automáticamente el tiempo de exposición de una cámara fotográfica (1936). Al menos habría que reconocer que Einstein fue un teórico peculiar.

Einstein es el padre de la bomba atómica

Ciertamente Einstein descubrió la famosa relación E=mc2 y dirigió una carta al presidente Roosevelt acerca del posible uso militar de la energía nuclear, preconizando un entendimiento entre físicos y militares para trabajar sobre el tema. Parece hoy probado que la única conexión entre Einstein y el Proyecto Manhattan consistió en añadir su nombre al de otros firmantes de la famosa carta, firma que Einstein lamentó después al considerarlo como el gran error de su vida. Alguien escribió que Einstein es tan responsable de la bomba atómica como Galileo de la artillería, con su descubrimiento de las leyes que rigen el movimiento de los proyectiles. Lejos de pretender la exculpación total del personaje –tema muy ligado con su peculiar forma de entender el pacifismo–, conviene llamar la atención acerca de la necesidad ineludible de acudir a estudios históricos recientes, para poder adquirir una opinión rigurosamente seria sobre tal afirmación; de otra forma se corre el riesgo de incurrir en perversas simplificaciones.

Según Einstein –o según la teoría de la relatividad– “todo es relativo”

Es cierto que, según la relatividad, el valor obtenido para la longitud de un cierto objeto –por ejemplo– es diferente para observadores en movimiento relativo; y también es diferente la duración que éstos asignan a un mismo suceso. Pero cabe recordar que la relatividad de los valores de ciertas magnitudes, en función del estado de movimiento del observador que las mide, no es algo completamente ajeno ni a la física clásica ni a la intuición general. Por ejemplo, la velocidad de un ciclista que pedalea sobre la cubierta de un navío es diferente según que el observador sea un marinero del mismo barco, un turista tumbado en la arena de una playa próxima o un astronauta que contempla todo desde el espacio exterior. En cualquier caso, entre reconocer la existencia de magnitudes relativas y admitir la generalización del slogan anterior hay un abismo. Precisamente los dos postulados de la teoría de Einstein establecen el carácter absoluto –¡no relativo!– de las leyes físicas y del valor de la velocidad de la luz en el vacío. Es decir que, con independencia de su estado de movimiento, todos los observadores han de describir la física mediante las mismas leyes y han de asignar a la velocidad de la luz en el vacío el que mismo número. Tal vez, si se hubiese conservado el nombre inicialmente previsto por Einstein –Invariantentheorie–, se habrían evitado usos y abusos indebidos.








La otra relatividad
Rafael Ortega Ríos
Departamento de Matemática Aplicada. Universidad de Granada

Rafael Ortega RíosHace un siglo la relatividad especial o restringida era una teoría deslumbrante, creada por el genio del joven Einstein. Pero no estaba solo, el mismo año un viejo matemático había iniciado el camino. Su nombre era Henri Poincaré y anticipó parte de su teoría en su estudio de la dinámica del electrón.

Pocos años después Poincaré se preocupaba del posible impacto en la enseñanza media: Supongamos que de aquí a varios años estas teorías sufrieran unas pruebas y triunfaran. Nuestra enseñanza secundaria correría entonces un gran peligro; algunos profesores querrían sin duda hacer lugar a las nuevas teorías. Las novedades son atrayentes, ¡y es tan duro que parezca que no se ha avanzado lo bastante! Al menos se querrá abrir los ojos a los niños, y antes de enseñarles la mecánica común, se les advertirá que ya ha pasado su tiempo y que a lo sumo es buena para el viejo zoquete de Laplace.

En el siguiente párrafo tranquiliza a los preocupados estudiantes y les pide que sean prudentes en la carretera: Es con la mecánica común con la que deben vivir, es la única que siempre tendrán que aplicar; cualesquiera que sean los progresos del automovilismo, nuestros coches no alcanzarán jamás velocidades donde ella deje de ser verdadera.








Einstein: matemáticas, ciencia y cultura
Alfonso Romero Sarabia
Departamento de Geometría y Topología. Universidad de Granada

Alfonso Romero SarabiaEn el año 1905 Albert Einstein, con sólo 26 años y siendo empleado de la oficina de patentes de Berna, publicó varios artículos centrales para una parte importante de la Física y Matemáticas actuales. En ellos, formuló predicciones sobre el movimiento browniano de las partículas, introdujo una teoría revolucionaria sobre la naturaleza de la luz (por la que años despues obtuvo el premio Nobel) y empezó a enseñarnos una nueva forma de contemplar el universo espacio-temporal. En uno de sus artículos, Zur Elektrodynamikbewegter Körpen (Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento), Annalen der Physik, 17 (1905), 891–921, estableció lo que luego se dio en llamar la Teoría de la Relatividad Especial (o Restringida). Al parecer, Einstein desarrolló en él ideas que ya le preocupaban desde la adolescencia. Varios años más tarde, Einstein publicó, como generalización, su Teoría de la Relatividad General en Zur allgemeinen Relativitätstheorie (Sobre la Teoría de la Relatividad General), Königlich Preissische Akademie der Wissenschaften (Berlín), Sitzungsberichte (1915), 778–786, con la intención de estudiar regiones del universo espacio-temporal no vacías.

La Relatividad einsteniana predice, por ejemplo, que un rayo de luz debe curvarse cuando pasa cerca de un cuerpo celeste de gran masa. En efecto, estudiando ciertas líneas del modelo espacio-temporal que K. Schwarzchild construyó en 1916 al dar una solución a la ecuación de Einstein, se puede obtener el ángulo que debería doblarse la luz cuando pasa cerca de una gran masa en su viaje desde una estrella hasta la Tierra. Estos datos teóricos están de acuerdo, con una exactitud aceptable, con los experimentales obtenidos por la observación mediante un telescopio (especialmente preparado para los eclipses), de las proximidades del Sol durante uno de sus eclipses.

La influencia de las ideas de Einstein ha sido determinante en el desarrollo de áreas relevantes de las Matemáticas. Desde los albores del siglo XX, el ir y venir de información entre Física y Matemáticas es incesante. Esta relación estimula y beneficia a ambas disciplinas y, en general, a la toda la Ciencia. Sin duda, a partir del año 1905, y gracias al genio innovador de Albert Einstein, entendemos mejor a la Naturaleza; y en esto las Matemáticas han tenido un papel esencial. Además, sus ideas han sido fundamentales para que en la actualidad la Ciencia sea considerada como parte importante de la cultura de la humanidad.






La Cruz de Einstein
Justo Sánchez del Río y Narciso Benítez
Instituto de Astrofísica de Andalucía. CSIC

Justo SánchezEinstein, con su teoría de la relatividad explicaba muchos fenómenos que hasta ese momento no podían ser explicados, porque la tecnología no estaba lo suficientemente desarrollada. El de la curvatura de la luz me parece el más interesante. La historia de la teoría de la curvatura de la luz venía de hacía tiempo, y se basa en que como todos sabemos la fuerza de la gravedad atrae a los cuerpos materiales, pero también atrae los rayos de luz, como conjeturó Newton en 1704. Un siglo después J. Soldner en 1801 y basado en la teoría de Newton, hizo el cálculo de cuanto se desvía la luz de una estrella al ser ocultada por el sol. El resultado no se podía medir en ese momento, así que se aparcó el experimento. Dos siglos después, Einstein en 1916 rehizo este cálculo de acuerdo a su “teoría de la relatividad general” y predijo una desviación de la luz del doble de valor que con la teoría anterior de Newton. Por fin en 1919 el astrónomo Eddington organizó dos expediciones al golfo de Guinea en África y a Brasil para hacer observaciones del fenómeno de la ocultación de una estrella por el sol y poder comprobar que teoría era la cierta. El resultado fue anunciado por la Royal Society en Noviembre de 1919 dando la razón a Einstein que se convirtió mediante la prensa en una figura de fama mundial, corroborando su teoría de la relatividad.

Lente gravitacionalEn la actualidad el fenómeno en astronomía se conoce como “lente gravitatoria”, y nos permite a los astrónomos “pesar” objetos masivos, estudiando cuánto curvan esos objetos la luz que procede de un objeto luminoso situado detrás.

Uno de ellos es la llamada “cruz de Einstein”, donde la luz de una galaxia luminosa lejana es curvada en su trayectoria hacia la tierra por un grupo de galaxias masivas no tan luminosas pero más cercanas, dando como resultado una imagen desdoblada de la galaxia lejana en forma de cruz.







Dos referentes para la ciencia actual: Einstein y Darwin
Miguel C. Botella López
Laboratorio de Antropología. Universidad de Granada

Miguel C. Botella LópezLa aparición de un ser como Albert Einstein no es solo producto de un azar, más o menos ligado a probables características físicas especiales de su sistema nervioso.

Poco menos de cincuenta años antes de que expusiese sus tesis, otro personaje excepcional, Charles Darwin, había dado, al mundo y a la sociedad que entonces estaba naciendo, una justificación teórica que haría posible el descubrir nuevos caminos del conocimiento. Darwin fue la gran figura del siglo XIX, pues su en apariencia sencilla teoría de la evolución consiguió traspasar las fronteras de la explicación de la Biología, lo que en si ya es mucho, para aportar una nueva manera de ver la Naturaleza en su conjunto, y por fin, interpretar a la sociedad y las relaciones humanas. Con ella se explica de modo coherente este mundo que surgió como consecuencia de la Revolución Industrial. Lo importante, lo genial de Einstein, es que abrió otro gran surco para la ciencia y para el pensamiento, precisamente porque se expresó en el momento justo en que la humanidad estaba madura para que fructificaran nuevas simientes del conocimiento.

No podía haber existido el Einstein científico sin el sustrato ideológico que nos legó a todos Darwin. Uno y otro han sido las dos referencias más importantes en sus siglos respectivos y hoy nos explicamos la vida, el espacio, las relaciones humanas y el futuro gracias a la visión de Darwin y de Einstein.







Einstein y la teoría de la relatividad.
Aportes al resto de las ciencias

Felipe García Mino
Inspector de Educación del IES Antonio de Mendoza

Felipe García MinoAlbert Einstein, nacido en 1879, en Ulm, Alemania. Gran matemático y excelente físico, desarrolló uno de los trabajos más brillantes del siglo XX, la teoría de la relatividad (1905) que revolucionó la física clásica y la cual cumple su primer centenario. Curioso resulta que Einstein no recibiera ningún galardón de la importancia que se merecía hasta que fue agraciado con el Premio Nobel de la Física en 1921, aunque no por la teoría de la relatividad, su logro más conocido, sino por la interpretación cuántica del efecto fotoeléctrico.

Pero, ¿qué dice la teoría de la relatividad? Contestemos con un acertijo. Imaginemos un vehículo en movimiento que emite luz hacia adelante y hacia atrás. ¿Cuál de los dos rayos de luz se mueve con mayor velocidad en relación al suelo? ¿el rayo delantero? ¿el trasero? o por el contrario, ¿se mueven los dos rayos a la misma velocidad? El sentido común, y la mecánica clásica, nos dirían que la respuesta correcta es la primera. En realidad, como estableció Einstein, la respuesta afirmativa la tiene la tercera pregunta: La velocidad de la luz es constante sin importar quién ni como se emitió. Las conclusiones de la teoría de la relatividad especial son importantes: todo es relativo, depende del observador, excepto una cosa, la velocidad de la luz en el vacío que permanece constante; esto lleva a afirmar que el tiempo, el espacio y demás ejes no se pueden tomar como sistema de referencia, no existe un sistema de referencia absoluto.

Albert Einstein hizo, además de la relatividad, muchas más aportaciones al conocimiento con una gran trascendencia para el desarrollo de la ciencia actual. El trabajo del movimiento de las partículas en un líquido (el movimiento browniano) revolucionó la mecánica estadística. Hoy gracias a ello se analizan las fluctuaciones de precios en las bolsas de valores.

También la tecnología de las cámaras digitales es heredera de los trabajos de Einstein para explicar el llamado efecto fotoeléctrico, un fenómeno en el que los electrones de un metal son arrancados por acción de la luz y cuya descripción el valió el Premio Nobel de Física en 1921. Este efecto es el fundamento de nuestras cámaras digitales, los discman, DVD, las fotocopiadoras, los códigos de barras....

Nuestras concepción del universo se basa en la teoría general de la relatividad; uno de los científicos más conocidos de nuestra época, Stephen Hawking, ha desarrollado un modelo del cosmos en consonancia con la teoría de Einstein. La exploración del espacio y, a una escala más próxima, el Sistema de Posicionamiento Global (el GPS) han sido posibles gracias al conocimiento de la relatividad.

La Teoría de la Radiación Estimulada originó el rayo láser con el que hoy es posible leer discos compactos y DVD. El láser ha tenido, además, múltiples aplicaciones en el campo de la medicina, especialmente en el ámbito de la cirugía, como por ejemplo la utilizada para corregir la miopía, el astigmatismo y otros problemas de visión.

Y aún queda más. Einstein predijo un nuevo estado de la materia, lo que se ha llamado condensados de Bose-Einstein, que no son como los sólidos, los líquidos o los gases que conocemos; son algo que no se puede describir con palabras porque provienen del mundo de la mecánica cuántica y cuya utilidad se está comenzando a investigar.

Las teorías de Einstein no solo se han extendido al resto de las ciencias; han calado profundamente en nuestra sociedad e incluso han cambiado la filosofía de nuestra vida. Y, aunque no estrictamente en el sentido en el que Einstein lo propusiera, el depende de nuestro lenguaje vulgar, usado para discernir que todo puede ser verdad y mentira, tiene una cierta relación con esta teoría en la que, salvo determinadas certezas irrefutables, todo es relativo.








Einstein: un gran defensor de la paz
Francisco González García
Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales. Universidad de Granada

Francisco González GarcíaEn una carta dirigida a Max Born y fechada el 17 de enero de 1955, Einstein le aclaraba sus propias declaraciones publicadas meses antes en la prensa americana. Escribía: “Lo que quise decir es esto: en las actuales circunstancias yo sólo escogería una profesión en que ganarse el pan no tuviera nada que ver con la búsqueda del conocimiento”.

Hay que comprender que las circunstancias a las que se refería Albert Einstein eran la Guerra Fría y los procesos de persecución política desencadenados en Estados Unidos contra todo lo que pareciera sospechoso de comunismo. Es bien conocido que Einstein escribió en 1940 al presidente Roosevelt advirtiéndole del peligro que supondría que los “nazis” consiguieran la bomba atómica; sin embargo en sus últimos años, Einstein criticó profundamente la política americana en relación a las armas nucleares. Sus palabras transmiten la idea de que las creaciones científicas deben ayudar al hombre y no ser una maldición para la humanidad y son el reflejo de la desconfianza que sentía ante el uso que los gobiernos estaban realizando de la energía nuclear. Estos hechos le llevaron a defender con gran vigor las posturas de los movimientos pacifistas del momento.











Einstein: naturaleza y razón
Ana Rioja Nieto
Profesora titular de Filosofía. Universidad Complutense

En una carta escrita por Einstein en 1938 declaraba ser “un fiel racionalista, es decir, alguien que busca en la simplicidad matemática la única fuente fiable de verdad”. No es infrecuente encontrar a lo largo de la historia de la ciencia físicos de primer orden que han defendido una idea de Naturaleza cuya estructura está gobernada por las propiedades de los números y de las figuras geométricas. La Naturaleza habla el lenguaje de la Matemática, decía Galileo. Aparte de repercusiones en el propio campo de la investigación científica, en Einstein esta convicción adquiere una dimensión incluso religiosa. Se trata de lo que él llama su “religión cósmica”, no ligada a ningún Dios personal y que encuentra su razón de ser en el sentimiento de “asombro extasiado” que despierta en el científico la contemplación de la armonía y belleza de la Naturaleza y que le induce a descifrar los misterios que oculta. Amante de la música, inquieto por problemas filosóficos (tal como se pone de manifiesto en su polémica con Niels Bohr a propósito de la interpretación de la mecánica cuántica), preocupado por cuestiones políticas y éticas muy especialmente en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, Einstein es un buen ejemplo del modo como matemáticas, física, filosofía, arte, política constituyen quehaceres humanos en estrecha conexión entre sí.











El orden, o la razón de ser de un dios
Isaías Largo Fernández
Profesor de Filosofía. Teólogo. IES Padre Poveda, Guadix

Isaías Largo FernándezEl hombre siempre se ha planteado una serie de interrogantes acerca de la vida y el más allá. Albert Einstein no podía ser menos. Hombre de profunda religiosidad, — como alguna vez confesara— y por lo mismo defensor del sentido de la vida, no creía, sin embargo, en un Dios personal al modo como alguien cree en el Dios cristiano o judío. Su Dios, fruto de una razón determinista, no era un ser providente pendiente de las cosas humanas. Contrario a lo que él llamaba “religión del miedo” y a toda “religión moral” como la del Nuevo Testamento cristiano, confiesa no obstante una “religiosidad cósmica” en la que no tiene cabida un Dios a imagen del hombre, sino sólo el sentimiento de lo impenetrable, de la inmensidad, armonía y belleza del universo. La suya es una religiosidad sin dogmas, sin Iglesia, sin sacerdotes, sin culpas ni pecado, sin necesidad de una redención del hombre. Para Einstein la sola razón que permite a los seres humanos conocer las leyes necesarias por las que se rige este universo, es la misma que también les permite hablar de un Dios presente en esas mismas leyes necesarias. Su Dios es así la propia Razón, el Orden del Universo, el propio Cosmos (lo ordenado).







¿Por qué la guerra? Correspondencia Einstein-Freud
Vincent Martínez Guzmán
Director Cátedra UNESCO de Filosofía para la Paz
Universitat Jaume I. Castellón de la Plana

Vincent Martínez GuzmánEn 1932 Einstein escribe a Freud a instancias de la Sociedad de Naciones, sobre si es posible liberar a los seres humanos de la fatalidad de la guerra. Para perfilar la pregunta anticipa algunas cuestiones, esperando que Freud dilucide la cuestión indicando métodos educativos que eliminen los obstáculos psicológicos. Así, avanza la necesidad de un tribunal internacional, con medios coercitivos para hacer cumplir sus decisiones; y denuncia a los que obtienen ventajas económicas de las guerras; también el dominio de las masas que se dejan enardecer por una minoría.

Éste es el problema más profundo por el que pregunta a Freud ¿Por qué las masas se dejan enardecer hasta la autodestrucción por estas minorías y con esos medios? Quizá «en los seres humanos anida la necesidad de odiar y destruir». Una predisposición latente que se manifiesta en circunstancias excepcionales, que puede ser «fácilmente despertada e intensificada hasta alcanzar la psicosis colectiva».

Sin embargo no desespera y le inquieta si se puede «dirigir el desarrollo psíquico» de manera que los seres humanos se vuelvan más resistentes al odio y la destrucción, incluyendo a las masas, los intelectuales, las relaciones internacionales y las guerras civiles.

La respuesta de Freud desde su teoría de las pulsiones (amor y muerte) será que efectivamente tenemos ese impulso de muerte, pero también el del amor. Por este motivo la evolución cultural hará que lleguemos a ser «orgánicamente» pacifistas. En la medida en que cultivemos nuestra indignación contra las guerras iremos culturizando las sensaciones que tenemos y llegaremos a tener una «intolerancia constitucional» contra la guerra, que hemos de transmitir a todos los seres humanos.









Mis impresiones sobre el lado humano de Albert Einstein
Carmen Juan Lovera
Instituto de Estudios Giennenses. Cruz de Alfonso X el Sabio

Carmen Juan LoveraEn primer lugar –dado el año que estamos- quiero destacar su quijotismo, puesto de manifiesto en esta carta a su amigo Max Born, donde dice: He leído con gran interés tu conferencia contra cuanto en nosotros, los científicos, integra el elemento quijotesco, ¿o debo llamarlo tentador? Donde falta por completo ese vicio aparece el burgués sin esperanza...

Antiburgués reconocido, verdaderamente quijotesco, se muestra Einstein al recibir en el año 1923 el Premio Nobel, negándose a vestir chaqué y enviando todo el dinero del premio a su primera mujer, Mileva Maric, de la que se había divorciado hacía cuatro años.

Quisiera resaltar también su espíritu tenaz y sincero, que se refleja de modo muy claro en esta anécdota relatada por Carl Seelig, su biógrafo. En 1938, al salir del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Estados Unidos, le comunicaba feliz al economista rumano David Mitrani, pues el camino a sus casas era el mismo:

-¡Por fin he hallado la clave de la teoría del campo unitario! 
Medio año después reconocía: 
-En aquella ocasión me equivoqué. Mis calculos han resultado inexactos. 
-¿Y ahora qué? Le preguntó el profesor Mitrani. 
-Pues a pesar de todo, voy a publicar el trabajo. 
-¿Para qué, si ha resultado no exacto? 
-Porque quizá así podre evitar que otro loco dedique un par de años a la misma idea.

Y es que a su tenacidad y sinceridad unió Einstein una enorme generosidad, hija de la bondad de su corazón.








Reflexión breve
Alejandro García Castillo
Diplomado en Turismo. Técnico en Gestión y Administración

Albert Einstein, ese Nóbel alemán de origen judío y con cara de oso de peluche que nos explicó lo relativo del espacio y el tiempo complicando aún más la física para todo estudiante. Genio de carácter fuerte, guiado por ideales, aunque dicen que tímido para hablar. Lo más curioso para mí, es que, propuesto para ser presidente del estado de Israel, Einstein dijo que no. Quizá ya en su momento se hizo una idea de los problemas que surgirían en esa parte del planeta entre israelíes y palestinos, esos que aún perduran en nuestros días y a los que no se le ve el fin.











Una reflexión sobre Einstein
Juan Eslava Galán
Escritor, Premio Planeta 1987.Doctor en Filosofía y Letras

Juan Eslava GalánMi generación es la de la energía atómica. Yo, que nací en un pueblecito de Jaén durante la depauperada postguerra, me he acompañado a lo largo de toda mi vida de la imagen de Einstein, un sabio que dedujo las más secretas leyes del universo sobre una pizarra, una fórmula mágica -la ciencia, desde antiguo tiene mucho que ver con la magia- y que, sin embargo, tuvo tiempo y lugar de ser buena persona, de intentar que sus descubrimientos en el campo de la física se utilizaran para el bien de la humanidad –los gobiernos son otra cosa- e incluso de cultivar cierto sentido del humor.

El sabio más sabio de nuestro tiempo sabía ser niño con los niños y jugaba a sacar la lengua más que nadie para divertir a la grey infantil. También era un hombre despistado, que siempre estaba en las nubes –característica común a los sabios debido a su permanente estado de abstracción- y que a veces salía a la calle con un calcetín de cada color.















Einstein y Don Quijote
Michael Jacobs
Escritor

Michael JacobsMe sorprende que nadie haya comentado que el año de Einstein y de la relatividad es tambien el año de Don Quixote. Es una coincidencia que nos recuerda que la ciencia no carece de fantasia y poesía, y que Einstein desarrolló sus teorías en la misma soledad con la cual Don Quixote luchó contra los molinos. Los dos hombres eran conscientes de que la realidad es una ilusión persistente, y al mismo tiempo eran grandes realistas en el sentido de que eran seres fundamentalmente sencillos y humanos. Don Quixote no podia vivir sin su Sancho Panza, igual que Einstein no podia vivir en la isla de la ciencia pura, pero tuvo tambien que seguir un sentido prático y humanitario que le hizo antagonista de todas las guerras y de todos los dogmatismos absurdos de la política, la religión y el nacionalismo.

Surprisingly, no-one as far as I know has commented on the fortuitous coincidence between the year of Don Quixote and the year of Einstein. This is a coincidence that reminds us that science is not lacking in poetry and fantasy, and that Einstein developed his teories in the same solitude with which Don Quixote struggled against the windmills. Both men were aware that reality is a persistent illusion, and yet both were realists in the sense that they were deeply human and fundamentally simple beings. Don Quixote was unable to live without Sancho Panza, in the same way that Einstein was unable to live in the ivory tower of pure science, but needed as well to follow down-to-earth and humanitarian instincts that made him an enemy of all wars and of all absurd dogmas of politics, religion and nationalism.









Neurobiología de un genio
José Luis Marín Teva
Departamento de Biología Celular. Universidad de Granada

José Luis Marín TevaEl día de su muerte, en 1955, el cuerpo del célebre físico Albert Einstein fue incinerado, a excepción de su cerebro, que fue extraído para su investigación por un patólogo llamado Thomas Harvey. Este científico tomó cuidadosas mediciones y fotografías pero no consiguió encontrar alguna peculiaridad en su tejido cerebral que explicase su genialidad. Harvey además repartió algunas muestras del cerebro de Einstein para su estudio entre varios grupos de neurocientíficos.

En 1985, los investigadores del grupo dirigido por Marian Diamond, compararon el cerebro de Einstein con el de 11 hombres sanos, y vieron que tenía una mayor proporción de células gliales en el área 39 del cerebro (área situada en el lóbulo parietal y que parece estar implicada en el lenguaje y en otras funciones complejas como el procesamiento de la visión tridimensional, las relaciones espaciales y las matemáticas). El sistema nervioso central está constituido por dos tipos celulares principales, neuronas y glía. Las células gliales (astrocitos, oligodendrocitos y microglía) son las más abundantes y realizan numerosas funciones además de tener un papel de soporte estructural y metabólico de las neuronas. La conclusión de este estudio fue que las neuronas del área 39 de Einstein podrían tener una mayor «necesidad metabólica» y que por eso estarían rodeadas de un mayor numero de células gliales. Esto podría explicar sus habilidades superiores para pensar. Posteriormente, en 1999, dos investigadoras canadienses, Sandra Witelson y Debra Kigar, añadieron nuevos datos sobre el cerebro de Einstein. Compararon su tejido con una amplia colección de cerebros normales y comprobaron que el tamaño del encéfalo de Einstein era menor de lo normal y además encontraron otras dos diferencias. Por un lado, Einstein tenía el lóbulo parietal inferior un 15% mayor de lo normal. Esta característica pudo servirle para albergar un mayor número de neuronas y, por tanto, de conexiones nerviosas en esta zona. Por otro lado, la cisura de Silvio (una hendidura del córtex) no era visible en el cerebro de Einstein lo que podría permitirle una mejor comunicación entre las neuronas de las dos áreas del cerebro separadas por dicha cisura.

Si tomamos como premisa que la inteligencia humana reside en nuestro cerebro, parece claro que el cerebro de Albert Einstein debería mostrar algunas diferencias respecto a lo que podemos llamar un cerebro normal. Los estudios científicos realizados hasta la fecha sobre su cerebro sugieren que puede tratarse de diferencias en el número de neuronas y células gliales y/o de conexiones neuronales en áreas específicas del cerebro. Yo, sin poner en duda los resultados de estos estudios, pienso que aun en nuestros días, a principios del siglo XXI, el cerebro humano sigue siendo el órgano del cuerpo menos conocido y como científico creo que no disponemos de datos suficientes como para poder concluir que una persona que tenga una zona determinada del cerebro más grande, o con mayor número de neuronas o glía, será más inteligente de lo normal o estará mejor dotada para realizar una actividad determinada. No debemos olvidar que además del soporte físico de la inteligencia (el cerebro) hay un componente ambiental muy importante. Cuando un individuo nace, tiene un cerebro muy inmaduro que continua desarrollándose a lo largo de toda su vida. De como sea el ambiente en el que se desarrolla ese individuo, de las experiencias vividas, dependerá mucho como va a ser su capacidad intelectual. En mi opinión, durante la vida de Einstein se reunieron toda una serie circunstancias ideales que le llevaron a convertirse en un hombre excepcional que cambió nuestro concepto del espacio, del tiempo, la luz, la materia y del universo.










Gracias por siempre, Albert
Pedro Melguizo
Periodista y alma-mater de Etnosur

Pedro MelguizoInolvidable recuerdo el de aquel día, o mejor noche, en que ví, con mis propios ojos y por primera vez a este señor tan entrañable. Por aquel entonces, finales de los sesenta, había oído algo de una cosa que era un gran cambio de paradigma en la física tradicional, recuerdo que ya en la escuela hablaban de algo así como que “todo es relativo” (un concepto, por cierto, que ha querido simplificar tanto su teoría que ha resultado ser absolutamente falso) y que había un gran científico de este siglo que se llamaba Einstein (por cierto, que bonito apellido, suena realmente cósmico).

A lo que iba, una noche, con la recién estrenada tele en blanco y negro familiar como elemento mágico pusieron un documental que hablaba de su teoría, y cuando lo ví pensé…..¿con esta pinta es posible ser tan listo?, fue la primera vez que realmente comprendí que todo está en el interior de las personas, que los estereotipos no sirven para nada, y que desgraciadamente, si esa mente hubiera nacido un par de siglos antes hubiera sido probablemente exterminada.

Y con el tiempo he intentado comprender, un poquito, su forma de entender y explicar el universo, si es que hay uno, y finalmente la vida, si es que hay una. A eso, a esa enorme ventana abierta, le estaré siempre agradecido. Ese señor tan entrañable me puso a pensar, no a compartir un dogma. Gracias por siempre Albert.








Los estudiantes de Secundaria, El Quijote y Einstein de ayer a hoy: entre las "Ciencias" y las "Letras"
Adela Tarifa Fernández
Historiadora. IES San Juan de la Cruz
Instituto de estudios Giennenses

Adela Tarifa FernándezEn este año del Señor, de 2005, el mundo entero celebra dos centenarios muy especiales. Uno nos lleva hasta El Quijote, obra que solían conocer antaño todos los estudiantes, porque su autor era universal y no quedaba fuera de las disciplinas de los jóvenes que eran “de Ciencias”. Casi todos los estudiantes de antaño habían leído El Quijote antes de llegar a la Universidad. Claro que entonces no había tantos televisores en casa. En el momento presente me consta que la casi totalidad de nuestros jóvenes de Secundaria han visto alguna película que recrea pasajes del Quijote; me constan que casi todos saben quién era Cervantes, y me consta que casi ninguno ha leído su más universal obra. Algo es algo, si tenemos en cuenta que dicen por ahí que las Letras están en crisis; que no son tan importantes como las disciplinas científico-tecnológicas con las que es más fácil ganarse el pan.

Otro centenario nos acerca a Einstein, un hombre “de Ciencias” aunque nunca pasó desapercibido para los que estudiábamos Letras en aquellos largos y remotos Bachilleratos. Sí, Einstein también era universal, desde la escuela a la universidad para cualquier alumno mediano.¿Sigue siendo universal hoy?. No estoy segura, por eso he preguntado sobre él a mis alumnos de la ESO, y a los de Bachillerato de Humanidades. Con pena debo confesar que muy pocos alumnos pueden decir algo sobre este sabio. De su Teoría de la Relatividad, mejor no hablamos. ¡Para que luego digan que las Letras están de capa caída!. La solución sería hacer series televisivas, mejor con formato de dibujos animados, sobre la vida y la obra de este gran físico. Por algo hay que empezar. Ante esta realidad, triste, aplaudo iniciativas como la que organiza el IES “Antonio de Mendoza” para conmemorar el centenario de la Teoría de la Relatividad. Sí, es bueno celebrar efemérides serias. Con ellas las Ciencias y las Letras se convierten en CULTURA. Seguro que el espíritu de Einstein, que vaga por el mundo, de Ulm a Berna, de Zurich a Princeton, revoloteando cerca de España alguna vez y alegrándose de las actividades que se organizan en las escuelas e institutos para dar a conocer sus investigaciones, está satisfecho este año. También lo está por otros motivos: él, que escapó de aquella loca Alemania Nazi, de su campos de muerte para los judíos, de una doctrina que negaba al individuo y adoraba a unos gobernantes asesinos, de un pueblo cómplice que miraba a otro lado y se tapaba la nariz cuando olía a podrido, sabe que es bueno que hoy recordemos cómo fue el final de la Segunda Guerra Mundial. Que recordemos lo peligroso que es dejar que los avances de la ciencia caigan en manos de políticos sin escrúpulos. Este aprendizaje no es de Ciencias ni de Letras. Es sólo de sentido común. ¿Por qué los seres humanos seguimos tropezando siempre en la misma piedra?.¿Hasta cuándo?









Albert Einstein, el personaje que cambió el mundo
Antonio Miguel Montes Pérez
Alumno de 4º de ESO. IES Antonio de Mendoza

Antonio Miguel Montes Pérez

Albert Einstein, nacido en Alemania, y ante todo, ciudadano del mundo. No cabe duda de que ha sido el físico más importante de la historia de la ciencia, con permiso de Newton, capaz de romper en un solo año los pilares de la física. Gracias a él hemos conseguido llegar donde estamos. Pero, ¿qué hay detrás del gran físico?¿Cuál era su lado humano? Einstein era una persona sencilla, que siempre sonreía; dicen de él que era un solitario despreocupado, aunque yo no lo creo así. Alguien despreocupado ante todo no aportaría todo lo que Einstein no ha legado. Realmente me parece lamentable que en nuestros días los jóvenes nos sintamos identificados con futbolistas o modelos y no con gente como Einstein, ya son personajes como él los que verdaderamente han cambiado el mundo.










El genio de la relatividad
María del Mar Moya Sánchez
Alumna de 4º de ESO. IES Antonio de Mendoza

María del Mar Moya SánchezNo se como empezar a expresar mis opiniones sobre una persona tan importante, pero... Para mí, Einstein es el genio, el maestro de la ciencia, quien con su saber revolucionó el mundo de la física. Hasta llegar a cuarto de E.S.O. yo únicamente conocía de Einstein su nombre. Al leer sobre sus descubrimientos comprendí que este hombre debió tener una inteligencia sobrenatural, porque yo... no entendía nada, me quedaba sin palabras ante tantas cosas nuevas. Pero poco a poco me fui interesando en sus descubrimientos; hoy he llegado a comprender en qué consiste el efecto fotoeléctrico, el movimiento browniano, los efectos de la relatividad especial y general... Pero también hemos conocido la trayectoria de su vida, su infancia, su juventud, sus amores y sus años de madurez.

Para mí Einstein fue un hombre con un gran ingenio e inteligencia, capaz de darle solución a todas los interrogantes que se planteaba. Sin embargo, algo que me sorprendió fue que en el colegio no fuese muy buen estudiante y que después llegase a revolucionar la física. Hoy sé que Einstein ha sido alguién muy importante para la ciencia, alguien a quien siempre recordaré como el genio de la relatividad.










El sueño de Einstein
María Belén Navero Rosales
Estudiante de la Licenciatura de Física, Alcalá la Real

María Belén Navero Rosales¿Nunca os habéis preguntado qué es el universo o qué son las estrellas? ¿por qué brillan con tal intensidad o por qué el cielo es azul, o rojizo al atardecer? Preguntas como éstas son las que me motivaron a hacer la licenciatura de Física, a observar, investigar y comprender el mundo desde otra perspectiva.

Se tiende a pensar que la física es una ciencia compleja, que sólo son fórmulas, aunque no es cierto. La física se basa únicamente en unos pocos principios y a partir de éstos podemos entender el mundo que nos rodea. Desde algo tan simple como la caída de un objeto hasta algo aparentemente tan complejo como el sistema de la Tierra y la Luna se explican con un mismo principio, el de la gravedad.

Este año se conmemora el 50 aniversario de la muerte del gran genio que fue Albert Einstein. El nos enseñó, junto a otros principios, el de la relatividad. Pero su gran sueño fue unificar la física en un único principio, obtener una fórmula que fuese aplicable a todos los fenómenos, desde los microscópicos a los macroscópicos. Hoy en día esta teoría sigue siendo un sueño. Quién sabe si con los tiempos surgirá otro genio que revolucione de nuevo la física como en su momento lo hizo Einstein. Mientras tanto seguiremos observando e intentando explicar el mundo de una manera más sencilla. Aun quedan muchas preguntas por contestar, en nuestras manos está encontrar las respuestas.








Frase breve
Mónica Rueda Güardeño
Deportista Internacional de Hockey Hierba. Alcalaína

Mónica Rueda Güardeño

No importa lo fuerte que impulsemos la pelota, ni durante cuánto tiempo mantengamos el impulso; 300.000 kilómetros por segundo es el límite, la velocidad de la luz.








Einstein: ciencia y fe
Manuel Ángel Castillo Quintero
Párroco de Santa Lucía Mártir de Frailes

Manuel Ángel Castillo Quintero4Albert Einstein ha sido uno de los científicos más eminentes de la historia. Indudablemente, fue un espíritu inquieto, inconformista, con un gran deseo de conocer, de escrutar, de trascender lo puramente material.

Existe la creencia, muy extendida en nuestro tiempo, que la ciencia se opone a la fe, que le fe y la razón son opuestas. Dentro de las grandezas de este colosal científico está el considerar que fe y ciencia deben caminar juntos, que el científico no debe caminar apartado de la fe y que el creyente no debe vivir al margen de la ciencia. Me llaman mucho la atención varios pensamientos de Einstein al respecto, que quisiera proponer como ejemplo de su gran lucidez al respecto:

«El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir»

«La religión sin la ciencia estaría ciega, y la ciencia sin la religión, estaría coja también»

Animo a todos lo jóvenes a mantener siempre un interés por conocer el mundo en que vivimos y por buscar una respuesta más allá de lo que vemos y tocamos, como nuestro amigo Einstein. Como decía el Papa Juan Pablo II: «Se puede ser moderno y creyente a la vez».










Frases breves

Mercedes García Castillo
Trabajadora Social. Frailes

Pensando en Einstein y en su teoría de la relatividad, me reafirmo en mi idea de que todo tiene solución, no existen problemas continuos, sólo momentáneos hasta que se busca y se encuentra la solución.

Jackie Rae
Profesora de Historia de, entre otros, los actores de Harry Potter

¡Lo único que conozco de Einstein es que no llevaba calcetines!

'All I know about Einstein is that he did not wear socks'