Julio Rey Pastor nació en Logroño el 14 de agosto de 1888, hacía, pues, menos de una década que se había realizado la restauración monárquica de la dinastía borbónica, con la proclamación de Alfonso XII, y faltaba una década para que se produjera la independencia de Cuba y Filipinas y con ello la pérdida definitiva del Imperio Español como culmen de las pérdidas sucesivas a lo largo de todo el siglo XIX.
Allí en Logroño fue educado primero por maestros de su familia materna y después en el Instituto Provincial, donde llegó a Bachiller en 1903. Tras fallar el ingreso en la Academia Militar de Zaragoza estudió matemáticas en la Universidad de Zaragoza (1904-1908), donde recibió la influencia de Z. García de Galdeano (análisis) y J. G. Álvarez Ude (geometría). Se doctoró en Madrid en la línea de geométrica proyectiva sintética implantada por Eduardo Torroja Caballé. En 1911 ganó la cátedra de análisis matemático de la Universidad de Oviedo por los méritos acumulados como estudiante, en las revistas de Zaragoza, en los Congresos de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias y en la recién creada Revista de la Sociedad Matemática Española.
El curso 1911-1912 permaneció en Berlín becado por la Junta para Ampliación de Estudios (JAE). En junio de 1913 obtuvo la cátedra análoga de Madrid y se fue a la Universidad de Gotinga (1913-1914), de nuevo gracias a la J.A.E. Atraído por concursos convocados por la Academia de Ciencias, compuso durante sus estancias en Alemania dos memorias que fueron premiadas: “Teoría geométrica de la polaridad” (1912, publicada en 1928) y “Fundamentos de la geometría proyectiva superior” (1914, publicada en 1916). La tarea en ambas era el estudio sintético de curvas, en la segunda incorporó además grupos de transformaciones y axiomática. De su formación alemana surgió también Teoría de la representación conforme (1915), un curso publicado en catalán por Esteban Terradas.
Del breve paso por Oviedo quedó la lección inaugural “Los matemáticos españoles del siglo XVI” (1913), en la que siguió los pasos de J. Echegaray al enjuiciar la matemática española. Con esta obra, su autor se inscribe en el proyecto para una nueva España propuesto por el filósofo J. Ortega y Gasset, en el que el desarrollo científico debería jugar un papel esencial. Intentó una profunda renovación de la matemática española. En buena medida fue así, pero le pareció insuficiente y lamentó las resistencias encontradas, según declaró al ingresar en la Academia de Ciencias (1920).
De las asignaturas a cargo de Rey Pastor, sobre análisis algebraico y teoría clásica de ecuaciones, surgieron “Elementos de análisis algebraico” (1917), texto muy reeditado, de larga duración e influencia, al igual que “Teoría de funciones reales” (1918) y “Resumen de la teoría de las funciones analíticas” (1918).
Por otra parte, la J.A.E. había creado bajo su dirección, en 1915, el Laboratorio y Seminario Matemático (L.S.M.), donde inicialmente se trabajó sobre geometría sintética real y compleja, representación conforme, métodos numéricos, teoría de Galois e historia de la matemática.
Socio fundador de la Sociedad Matemática Española (1911), Rey Pastor luchó contra el bajo nivel de su revista, que cerró en 1917; dos años después, tras una larga visita a Buenos Aires (1917-1918), promovió su reaparición como Revista Matemática Hispano-Americana y con la orientación investigadora del L.S.M.
En 1917 viajó hasta Buenos Aires invitado por la Institución Cultural Española. Allí se instaló definitivamente, contrajo matrimonio y tuvo dos hijos. Desde entonces quedó vinculado con la acción docente en Argentina. La Facultad de ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) lo contrató como profesor del doctorado en matemática, impartió clases de formación, que fueron el germen de Metodología de la matemática elemental (con Pedro Puig Adam, 1933), iniciando así una fecunda y duradera colaboración para la edición de obras destinadas a la enseñanza media, relación repetida con F. Toranzos en Argentina y con M. Pereira en Uruguay. En 1924 fundó la Sociedad Matemática Argentina. Hacia 1925 inició una serie de cursos preparatorios para el doctorado y la investigación, creando en 1928 el Seminario Matemático Argentino. Ese mismo año empezó a publicar sobre la unificación de los métodos de sumación de series divergentes. Este tema central de su investigación quedó planteado en la memoria “Teoría de los algoritmos lineales de convergencia y sumación” (1928, publicada en 1931) escrita para sus discípulos en ambas orillas.
Paralelamente, Rey Pastor también daba clases en España: aprovechando las diferencias de estación entre los hemisferios, trabajaba de mayo a noviembre en Buenos Aires y de noviembre a mayo en España en el periodo de 1936-1947.
A partir de 1936, su actividad matemática creativa fue decreciendo, aunque mostraba interés por la topología y el análisis funcional. Al mismo tiempo, intensificaba su dedicación a la historia y la epistemología de la ciencia. Obtuvo la ciudadanía argentina en 1938 y fue nombrado representante de su nuevo país en la Academia Internacional de Historia de las Ciencias. Esta línea de trabajo dio lugar a “La ciencia y la técnica en el descubrimiento de América” (1942), “Historia de la matemática” (con J. Babini, 1951) y “La técnica en la historia de la humanidad” (con N. Drewes, 1957). Entre 1952 y 1955 estuvo separado del servicio por negar su adhesión al régimen de Perón. Acudieron en su ayuda sus discípulos instalados en diversas universidades argentinas, que le procuraron contratos. Una vez reintegrado a su puesto, pidió la excedencia y actuó en varias universidades hasta 1957, un año antes de su jubilación. Durante este periodo aparecieron nuevas obras en colaboración: “Geometría integral” (con Luis Santaló, 1951), “Geometría analítica “(con Luis Santaló y Manuel Balanzat, 1955) y la gran obra en tres volúmenes “Análisis matemático” (con P. Pi Calleja y C. Trejo, 1952-1957-1959). En 1947, al reanudar sus viajes a Madrid, hizo la tercera edición de Lecciones de álgebra, con su propia versión de la teoría de Galois; llegó la cuarta en 1957, añadiendo un capítulo final sobre estructuras algebraicas abstractas, tendencia del álgebra que criticaba.
En 1959 la Universidad de Buenos Aires lo nombró Profesor Emérito. Fue además profesor del Instituto Superior del Profesorado de la Capital Federal y de las universidades de La Plata, Del Sur y de Cuyo. Pero las matemáticas no fueron su única inquietud: en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA ocupó la cátedra de Epistemología (Ciencia que estudia en forma crítica el desarrollo, método y resultados de las ciencias) e Historia de las Ciencias.
Su actividad española en los años cincuenta tuvo un marcado carácter institucional, destacando sus lecciones en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, su relación con el Instituto de Cálculo y el apoyo al nacimiento de nuevas revistas como Arquímedes, en el ámbito de la matemática aplicada, o Theoria, en el de la historia y la filosofía de la ciencia. Su última obra fue “La cartografía mallorquina” (con E. García Camarero, 1960). No hay que olvidar que fue un brillante conferenciante y escritor, con una variada labor editorial. Recibió diversas distinciones, entre ellas un cráter en la Luna, bautizado con su nombre por la British Astronomical Association (1953), y un sillón en la Real Academia Española de la Lengua (1954).
Las numerosas publicaciones de Rey Pastor pueden clasificarse en tres niveles: tratados destinados a estudiantes de matemática pura, tratados destinados a estudiantes de ingeniería y ciencia aplicada y, por último, obras de fácil comprensión, en gran número.
A lo largo de su carrera dictó conferencias en academias de diversos países europeos de las que fue miembro correspondiente. Elaboró centenares de trabajos mundialmente difundidos sobre temas de su especialidad y entre sus libros pueden contarse entre otros: Lecciones de álgebra; Análisis algebraico; Cálculo infinitesimal; Curso cíclico de matemáticas; Teoría de las funciones reales; Teoría general de las funciones. Dirigió además la publicación de obras científicas y fue durante varios lustros el maestro admirado de una generación de matemáticos argentinos.
Dejó una huella notable en los campos de la educación matemática y la historia de la ciencia.
Visitó España por última vez en 1961. Finalmente falleció en Buenos Aires el 21 de febrero de 1962.
ConclusiónEn la época moderna España no ha tenido matemáticos creativos en parangón con las figuras de la matemática europea. Los progresos de la matemática española en el siglo XIX consistieron- salvo breves trabajos de Ventura, Reyes y Prósper – en la recepción tardía de algunos de los avances producidos en otros países y consolidados en libros universitarios. A principios del siglo XX se crearon instituciones para impulsar la investigación científica. En este novedoso y estimulante ambiente, Rey Pastor fue de los primeros becarios posdoctorales formados en Europa y el primer catedrático que pudo disponer de un laboratorio y una biblioteca para la investigación matemática, medios que recreó en Argentina cuando se instaló allí. Ello le hace encabezar la lista de los matemáticos investigadores españoles y argentinos del siglo XX, asiduos estudiosos de las revistas internacionales de innovación, en las que también publican sus propias aportaciones, especialistas que trabajan en equipo con colegas y discípulos, y contrastan su labor en congresos internacionales. |