Comenzaré con dos cuestiones previas: un agradecimiento y una breve presentación. El agradecimiento va dirigido a los responsables de vuestro Centro y de esta Revista, por haberme invitado a colaborar en este número. En cuanto a mí, me llamo Pedro A. García, nací en Alcalá (por tanto, paisano de muchos de vosotros), y soy profesor de Estadística de la Universidad de Granada. Imparto docencia ordinaria en la Facultad de Ciencias y en la Facultad de Ciencias del Trabajo, de la cual soy Vicedecano de Ordenación Académica, y cursos de doctorado en programas de Estadística y de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.
Como sabéis este año se celebra el Año Internacional de la Ciencia. Con este motivo se están realizado múltiples y exitosas actividades de divulgación científica. La divulgación, a mi modo de ver, no debe quedarse en una mera enumeración de las líneas de trabajo o de los proyectos que llevan a cabo los distintos organismos (fundamentalmente públicos: universidades y CSIC), sino que debe orientarse a la descripción en un lenguaje entendible de las áreas de trabajo y de los logros obtenidos. Creedme si os digo que este objetivo es muchas veces, sobre todo en ciertas áreas técnicas, más complicado que el propio trabajo de investigación, por lo que os pido disculpas por anticipado si no fuese lo suficientemente claro para exponer algunos aspectos de los trabajos de investigación en los que participo.
Desarrollo mi investigación dentro de las líneas que desarrolla el Grupo de Investigación “Estadística Computacional y Aplicada” de la Universidad de Granada, dirigido por el profesor González Carmona. Como indican los “apellidos” del Grupo, algunas líneas están dedicadas al desarrollo de técnicas de computación sobre problemas específicos de algunos métodos estadísticos, entre ellos, problemas de Muestreo, Multidimensional Scaling y métodos de Regresión no Paramétrica. Ya podéis observar que los nombres de los métodos no invitan a que la acción divulgadora sea sencilla. Pero no desesperéis, en esta colaboración me voy a centrar en el otro “apellido” del Grupo: la Estadística Aplicada.
Una aplicación en Óptica La primera aplicación que os voy a describir tiene que ver con el Color, concretamente con la diferencia entre los parámetros físicos de los colores y la percepción que tenemos de ellos. Aunque os pueda resultar sorprendente, nuestro conocimiento del funcionamiento del sistema visual humano es aún bastante limitado, ya que no disponemos de un sistema de especificación del color apropiado, ni de un conocimiento profundo de los mecanismos involucrados en la evaluación de diferencias de color, de forma que no es posible simular apropiadamente el comportamiento de dicho sistema. El Grupo de Óptica de la universidad de Granada dirigido por el profesor Melgosa, doctor en CC. Físicas, con mi colaboración y con la del profesor Huertas, también doctor en CC. Físicas, se centra en investigar a qué se deben las diferencias de color percibidas entre 2 estímulos (por ejemplo, 2 muestras uniformemente coloreadas ó con determinadas texturas). Este es un problema de interés tanto desde el punto de vista científico, como para diversas industrias relacionadas con productos manufacturados (pinturas, textiles, cosméticos, cerámicas, etc.), artes gráficas (reproducción y transmisión del color) y restauración, entre otras.
El problema fundamental estriba en que para 2 estímulos de color, una cosa es la diferencia de color percibida por observadores (con visión normal) del color entre dichos estímulos, y otra bien distinta es la diferencia de color que puede calcularse, a partir de la medida física del color con la aplicación de una fórmula, denominada “de diferencia de color”. Pues bien, nuestro trabajo en este punto ha sido evaluar que fórmulas de diferencia de color reproducen mejor las diferencias de color percibidas. Concretamente hemos aplicado un índice denominado STRESS (de Standardized Residual Sum of Squares) para calcular si el ajuste entre la fórmula “física” y los valores percibidos es bueno. ¿Fácil?, en parte sí, porque yo trabajé con este índice en mi Tesis Doctoral “Inferencia en Multidimensional Scaling no Métrico (1996)” (¡vaya título!), obviamente de índole teórica (observad que se inscribe en uno de los desarrollos teóricos de mi Grupo de Investigación); y en parte no, porque hemos tenido que criticar otros índices que, hasta el momento, eran de uso común en este problema.
Pero, a mi modo de ver, esto último es lo más interesante porque una de las tareas fundamentales en la Ciencia es someter lo conocido a crítica, revisión y mejora (en Ciencia lo establecido no es dogma). Precisamente por esta razón, el trabajo ha sido valorado muy positivamente por la comunidad científica, y parte de esta investigación se publicará próximamente en la revista de mayor prestigio internacional en el campo de la Óptica, la “Journal of the Optical Society of America”. También es interesante mencionar que, como he dicho anteriormente, el índice considerado aparece en mi Tesis y que, ya veis, años más tarde ha tenido una aplicación “no prevista” en otra área. Esto sucede con cierta frecuencia en Matemáticas, y son muchos los ejemplos de desarrollos teóricos que más tarde tienen interesantes aplicaciones prácticas. Este aspecto de la investigación merecería un cometario aparte, ya que hoy en día existe cierta controversia sobre si es conveniente o no que los Organismos Públicos financien proyectos exclusivamente aplicados. Dejémoslo aquí por el momento.
Una aplicación en Biología El segundo trabajo de investigación sobre el que os quiero hablar consiste en una aplicación-modificación de una técnica estadística, el Análisis Discriminante, en un problema biológico. Mis compañeros del Grupo de Entomología Aplicada, que es una unidad mixta de la Universidad de Granada y del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), al cual yo pertenezco (ahora explicaré que hace un estadístico en este grupo), han ido recopilando datos de “bichos” en olivares con distinto manejo: convencional (se le aplican fitosanitarios), ecológico (obviamente NO se le aplican fitosanitarios) e integrado (sólo se le aplica un tratamiento de fitosanitarios al año, y además la cantidad está controlada). Pero, qué bichos se cuentan y para qué sirve el contarlos. Pues bien, la idea básica consiste en encontrar qué bichos (que me perdone vuestro profesor de Biología por esta jerga tan basta) pueden ser bioindicadores de cultivos ecológicos. Es decir, qué especies concretas y en qué cantidad tienen que aparecer en un cultivo (olivar) para que se considere que el mismo es ecológico. ¿Un rollo? Pues no tanto, porque contar bichos es más fácil, más barato y, como hemos demostrado, igualmente fiable que el análisis químico para saber si el cultivo es ecológico o no.
Ahora falta explicar qué hace el Análisis Discriminante en este problema. Esto es lo más fácil. Como os he dicho, mis colegas obtienen las muestras (de forma aleatoria) en los olivares y cuentan los individuos de cada especie (a mi me suenan a chino: homópteros, hemípteros, himenópteros, arañas, colémbolos, neurópteros, dípteros, psocópteros…, mejor no seguir). A continuación, con cierta modificación, se aplica la técnica estadística que consiste en determinar cuales son las especies que mayores diferencias muestran entre los tres tipos de cultivo. Un gráfico puede que ayude a comprender mejor lo que se pretende obtener:
Los puntos que aparecen en el gráfico son muestras acumuladas en distintas fechas (mayo, junio y julio) para tres zonas: Arenales, Colomera y Deifontes. El gráfico se construye con las llamadas Funciones Discriminantes que se obtienen con la variables que muestran las mayores diferencias entre zonas (tipo de manejo). Observad asimismo que sólo se considera el suelo exterior del olivo: por tanto, en futuros muestreos las trampas se habrán de colocar allí.
Ya habréis caído en la cuenta de que no os he dicho cuales son las especies bioindicadoras, ni en qué cantidad tienen que aparecer. Si queréis verlo, tendréis que acceder a la revista “Agricultural and Forest Entomology”, una de las más prestigiosas del área de la Entomología, donde se publicó la investigación. Con esto doy cierta información pero no toda, ya que en una segunda fase trataremos de desarrollar un protocolo para la Certificación Ecológica de olivares, que es el objetivo último de la investigación. Aplicado, seguro, pero ya está bien. Dejad fuerzas para leer otros artículos de la revista que, sin duda, serán mucho más amenos que éste. |