por María Ángeles Ramón y Cajal Junquera | |
Discurso pronunciado en el Senado el 21 de noviembre de 2006 por Dña. María Ángeles Ramón y Cajal Junquera con motivo del homenaje a D. Santiago Ramón y Cajal en el centenario de la concesión del premio Nobel.
|
|
Pedro Sáinz Rodríguez, político, literato, que siendo contemporáneo de Santiago Ramón y Cajal lo trató con asiduidad desde la secretaría del Ateneo de Madrid, dijo en 1986: “Ramón y Cajal estuvo siempre al margen de la política. Toda su preocupación pública fue la del desarrollo científico de España”.
Si aplicamos el término política a la actividad de los que aspiran a regir los asuntos públicos, Ramón y Cajal no hizo política. Si lo consideramos como actividad del ciudadano individual que interviene en asuntos públicos con su opinión y con su voto, Ramón y Cajal sí hizo política. Aquí, en el Senado, como senador electivo por la Universidad Central y desde 1910 como senador vitalicio. Nombramiento que aceptó por ser un cargo gratuito y con la condición de ser independiente y no tener que adherirse a ningún partido, aunque él se sentía liberal. Venía al Senado para votar siempre a favor de Canalejas apoyando sus ideales democráticos. Ramón y Cajal le conocía muy bien desde que fue presidente del Ateneo y Cajal socio de honor que se encargaba de la sección de ciencias del mismo. De Canalejas admiraba su sólida formación política, literaria, su oratoria y su capacidad de trabajo. Ramón y Cajal también hizo política aceptando en 1907 la presidencia de la Junta para la Ampliación de Estudios, o sea, desde su creación, -cargo igualmente gratuito- dirigiéndola durante 25 años con eficacia y aplicando sus personalísimas ideas, expuestas en su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias, en 1898, para realizar su sueño de europeizar y modernizar la ciencia y la cultura españolas, apoyando con becas a jóvenes de valía. Al éxito de esa política cultural a lo largo de esos 25 años de su presidencia se le llama hoy la Edad de Plata de la Cultura Española. Es difícil encontrar un español igual de español que Ramón y Cajal: más, no existe. Cuando en 1900 recibe el Premio de Moscú, en el homenaje que le dieron en la Universidad Complutense dijo: “Mi fuerza fue el sentimiento patriótico; mi norte, engrandecer la toga universitaria; mi ideal, aumentar el caudal de ideas originales españolas circulantes por el mundo, granjeando respeto y simpatía para nuestra ciencia”. Sir Charles Sherrington, Nobel en 1922, dijo sobre Ramón y Cajal: “Su ciencia fue una ofrenda a España, lo que constituye un motivo más de admiración hacia el hombre para los que tuvimos el privilegio de conocerlo”. Y es que Sherrington vio a Ramón y Cajal muy emocionado cuando al dar su conferencia Croonian Lecture en la sede de la Real Sociedad, contempló juntas en el estrado presidencial las banderas inglesa y española juntas. Desde el siglo XVI en que Luis Vives había visitado las universidades inglesas, ningún español había dado lección ni discursos. Con Santiago Ramón y Cajal, se establecieron unos vínculos culturales de conexión después de siglos de incomprensión. Cuando en 1899 visitó EEUU invitado por la Universidad de Clark, un año después de la humillación que había sufrido España en la guerra de Cuba, las autoridades académicas americanas homenajearon a España con su bandera e himno en la persona de Santiago Ramón y Cajal. Cien años después, en 1999, el laboratorio espacial de la NASA, el primer Neurolab rinde un homenaje universal al primer español presente en el espacio. Durante 24 horas se emitieron a todo el mundo desde el Neurolab los dibujos científicos y preparaciones histológicas que representaban la presencia física de Cajal en el espacio. Es de hecho un español universal, aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores no le haya dado ese nombramiento. Este hombre, al que el Senado se honra homenajeándolo hoy, fue un bienhechor para la humanidad. Sus trabajos iluminaron cantidad de campos, no solo para los histólogos, fisiólogos, cirujanos, etc. sino que también han sido de enorme valor para psicólogos, psiquiatras y para todos aquellos relacionados con la educación, pues brindan indicaciones para lograr métodos para aprender y enseñar cómo puede mejorar y desarrollarse la memoria. Temas de total actualidad en el mundo de hoy día. Si la historia de Occidente se puede dividir en dos eras, antes de Cristo y después de Cristo, la historia de las neurociencias, de los conceptos modernos acerca de las enfermedades neurológicas y mentales, también se divide en antes de Ramón y Cajal y después de él. Sus trabajos fueron una revolución científica. Don Santiago, prestando poca o nula atención a la política, ejerció una acción tónica sobre la vida pública de su país y logró que en el mundo culto científico cambiaran los viejos tópicos denigrantes para España. Su personalidad y su reconocimiento en el extranjero y después, en nuestro país, puso en marcha mecanismos de apoyo público y político para la investigación. El recuerdo permanente que significa colocar hoy su busto en el Senado, en el año que se cumple en centenario de su concesión del Nobel, es algo que él nunca habría esperado y que, precisamente por ello, le habría emocionado y conmovido profundamente su corazón. Excmo. Sr. Presidente del Senado, muchas gracias en nombre de todos sus descendientes. |