Laboratorio de Antropología. Universidad de Granada
En este año dedicado a Charles Darwin y a El Origen de las Especies, Pasaje a la Ciencia ha querido contar de nuevo con la colaboración del director del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, el profesor Miguel C. Botella López. Entre su amplio curriculum se encuentra el haber estudiado la evolución humana de primera mano con los Leakey en Kenia, o el ser un experto paleolitista que ha contribuido de una forma inestimable al conocimiento de la prehistoria en el sur de España. A todo esto se une su excepcional carrera como antropólogo forense que ha hecho que por sus manos pasen los restos de personajes históricos tan importantes como Cristóbal Colón, San Juan de Dios o los atribuidos al Príncipe de Viana. Todo esto, junto a su excepcional conocimiento de la naturaleza humana, nos va a permitir profundizar en la personalidad, en las teorías y en la trascendencia que Charles Darwin tuvo en su época y sigue teniendo en el mundo actual. Comenzamos hablando sobre las circunstancias históricas en las que surgió Darwin.
A lo largo del siglo XVIII y a principios del siglo XIX se produjeron una serie de circunstancias que presagian un cambio en el paradigma de las teorías evolutivas. Linneo, a pesar de creer en la creación de todas las especies, establece un sistema de clasificación de los seres vivos basado en las similitudes morfológicas que de alguna manera emparenta a los seres vivos entre sí; Lamarck es el primero en proponer una teoría coherente que explicase los cambios evolutivos en los seres vivos. Tampoco debemos olvidar a Félix de Azara, un español cuyo trabajo Darwin reconocería en su obra. ¿En que circunstancias aparece la figura y la obra de Charles Darwin?
Darwin es el producto de una sociedad y de un momento concreto, no es una seta que nace en medio de un campo. Vive en el momento oportuno para que surja su teoría y era inevitable que lo hiciera. No olvidemos que Wallace, independientemente, también llegó a sus mismas conclusiones.
Darwin vive en una época en la que las guerras napoleónicas habían llevado a un empobrecimiento de Europa y a una pérdida de la identidad continental. Los ingleses habían ganado y se encontraban en pura expansión. Y la expansión territorial de los británicos conllevaba un avance de la ciencia diferente, un concepto de ciencia distinto a la erudición propia de los franceses. En éstos la Ilustración o la aparición de la Enciclopedia promovió un contexto científico que les llevó a clasificar y a organizar a los seres vivos, pero sin un contacto con el mundo real, como tendrían los ingleses. Los múltiples viajes hacia fuera hicieron que se conociera de primera mano a los seres vivos. En este medio surgen científicos como Lyell, o el propio Humboldt, personajes que conocen de primera mano, tal vez no con la profundidad de los franceses, pero sí de verdad, in situ, la variedad que existe. Y eso lleva a buscar un por qué; por qué unos seres vivos y no otros. En ese ambiente, Erasmus Darwin, abuelo de Charles, ya había empezado a plantearse esos temas. En segundo lugar está la revolución industrial, que obliga a conocer nuevos mundos, nuevos mercados, a exportar y a recibir materias primas de todas partes.
También hay que tener en cuenta la caída del imperio español, que produjo una desatención de las colonias muy importante. Éstas se emancipan, están en contra de la metrópoli, con lo que necesitan un aporte que le proporcionan los ingleses. Y también está la religión anglicana, que en ese momento llega a un límite paroxístico –no olvidemos la creación del mundo a las cuatro de la tarde, que proponía el arzobispo Ussher en un día de octubre del año 4004 a.C. Todo esto crea un movimiento en un sector de la población que está en efervescencia a favor de la ciencia y de rechazo hacia lo dogmático. Es también en esa época cuando se crea el Museo de Historia Natural. Y dentro de ese medio de cultivo surge Darwin, un personaje producto de su sociedad.
Darwin, al igual que otros grandes científicos como Cajal o Einstein no fue un estudiante brillante en su juventud. Y al igual que ellos desarrolló teorías de una gran trascendencia para la ciencia y la sociedad ¿Cómo fue la evolución de Darwin desde su infancia hasta que se convirtió en un científico reconocido en Inglaterra?
Darwin tiene una infancia infeliz. Es un niño falto de cariño; su madre murió siendo el muy joven. No fue un buen estudiante, se aburría en las clases, aunque también pudiera ser que no estuviese dotado para algunas materias. Darwin demostró ser absolutamente genial para el trabajo de observación, pero para el trabajo deductivo era relativamente lento, El proceso deductivo de su obra es parsimonioso, pero la observación es fresca, brillante, maravillosa.
Darwin vivió en el seno de una familia muy rígida, muy estricta y, sobre todo, una familia que lo tenía todo hecho, todos sus objetivos cubiertos. Iba a ser médico, iba a heredar la consulta de su padre, hombre famoso que a su vez la heredó de su abuelo, pero posteriormente no querría seguir esta carrera y estudiaría teología. Se ha dicho que quizá a Darwin no le gustara ser clérigo, aunque esto es muy relativo. Le gustaba la religión y, de hecho, ese fue uno de los motivos por los que Fitzroy lo admitió en el Beagle, porque también era una persona muy religiosa y solían hablar de teología.
Y todos estos elementos desde la tónica de una familia burguesa de clase alta. Nunca le faltó nada; no olvidemos que viajó en el Beagle pagándoselo él. Y cuando regresó de su viaje fue perfectamente acogido en la sociedad británica. Darwin iba mandando sus cartas y cuando llegaban iban teniendo eco merced al interés en su difusión por sus amigos, ya intelectuales reconocidos. Cuando regresó, muy joven, la sociedad lo acogió, lo acogieron los sabios oficiales del momento, lo apadrinaron y lo hicieron suyo. Desde que Darwin volvió del Beagle fue uno más de la alta sociedad científica británica.
Una circunstancia clave en la vida y en la obra de Darwin fue el viaje en el Beagle alrededor del mundo. Quizá el aspecto más conocido del mismo fuese la estancia de Darwin en las Islas Galápagos y la observación de su fauna singular, de la que destacan los conocidos pinzones. ¿De qué manera abordó Darwin el viaje en el Beagle, con qué convicciones? ¿Que aportaría el viaje a sus teorías?
A mí no me cabe la menor duda de que Darwin iba ya condicionado para ver lo que quería ver desde antes de embarcar en el Beagle. Darwin tiene antecedentes familiares, antecedentes científicos y una forma de pensar que, al fin y al cabo, le llevaron a donde habría de llegar. Eso estaba en su sustrato cultural. Esa maravilla de observación está porque el tiene ese prejuicio, en el buen sentido; tiene esa idea previa. Por eso, cuando ve los gliptodontes fósiles en los acantilados, los relaciona con los actuales y deduce que había otros animales antiguos. Darwin, en su obra, siempre habla de lo de antes y lo de después, lo que hay y lo que había, de cambio a fin de cuentas. Darwin debía de tener ese concepto previo, quizá no articulado, no estructurado; una forma de ver el mundo que el viaje en el Beagle corroboró y que hizo que tomase cuerpo esa nebulosa que tenía en principio.
Tras el viaje del Beagle hay dos circunstancias fundamentales en la vida de Darwin que le conducirán hasta su teoría del origen de las especies. La primera de ellas es la lectura del Ensayo sobre el principio de población de Malthus. ¿Cómo influye esta obra en Darwin?
Fue el detonante, lo que le hizo comprender por qué se producía la transformación de los seres vivos. El ya tenía el concepto de cambio permanente, aunque no sabía por qué, no sabía por qué la selección actúa. Y la selección actúa a través de algo tan sencillo como la alimentación, porque no hay para que coman todos. Y esa falta de recursos llevará a la supervivencia de los mejor adaptados. Esa fue la impresión que le causó la teoría de Malthus, que es muy convincente, incluso en la actualidad, e irrefutable en muchos casos.
La segunda circunstancia que influyó fueron sus estudios sobre la domesticación, la cría artificial de los animales y la selección artificial de variedades. Usted ha sido criador de perros, ha conseguido criar animales que han llegado a ser campeones, gracias a la selección y expresión de una serie de rasgos. Desde su perspectiva, ¿qué le aportó a Darwin la selección artificial? ¿Cómo de importante era este procedimiento en su época?
Este es un tema muy interesante porque de las casi cuatrocientas razas de perros definidas o establecidas por la Federación Internacional, más de cien razas surgen en el momento en el que está viviendo Darwin en Inglaterra. O sea, que en el ambiente está viéndose un proceso de selección artificial y los resultados son inmediatos, Una generación de un perro es de 3 años -en un humano son 30- y se puede ver mucho más rápido. Pero no solo es en los perros, se puede ver en los caballos, en los cerdos, en las vacas (recordemos las variedades longhorn y shorthorn). A mi juicio, ahí hay un mundo probablemente derivado de la forzada integración migración de los burgueses y los nobles al mundo rural. En Inglaterra sucede lo contrario de lo que pasa en el continente, en el que los nobles están alrededor de reyes más o menos absolutos y la nobleza, la corte, se establece en torno a la figura de quién les puede dar privilegios. Como allí había una monarquía parlamentaria, los nobles se refugian en el campo y en sus posesiones; por eso los castillos más importantes están en el campo, no en Londres. Y esos nobles se dedican a criar y a buscar elementos diferenciadores. Y esto provoca que entre los ganaderos, los propios nobles y burgueses, se establezca una competencia en la que ellos mismos son los jueces. Ellos elaboran los estándares y surge una competitividad que se traduce en un cambio en los animales. Y estos cambios se producen seleccionando los cruces de la perra tal con el perro cual. Esa selección artificial está en el ambiente, y Darwin lo ve, porque vive en el ambiente rural.
Desde que Darwin regresa y hasta que publica El Origen de las Especies en 1859 transcurren casi 20 años. Mientras, escribe una serie de ensayos; en 1842 uno de 35 paginas, el llamado Sketch, y dos años después otro de 230 páginas, el Essay. Y mientras tanto, Wallace prácticamente se le adelanta. ¿Por qué tarda tanto tiempo Darwin en publicar El Origen de las Especies?
Por varias razones. Primero porque aunque Darwin tiene su idea, en un principio no considera que sea una idea tan clave. Por otro lado es religioso, su mujer también es muy religiosa y choca con un tema en el que puede chocar con la idea que se tenía de Dios. Su concepto también va a chocar dentro del ambiente científico en el que está. El ambiente de sabios que le rodea, en el que es muy considerado, lo aceptan como rompedor pero hasta un cierto límite. Hasta que no se produce la llegada de personas como Huxley o Spencer no se anima definitivamente.
Por otro lado, Darwin era hipocondríaco, era un neurótico profundo. Manifestaba síntomas de una neurosis obsesiva que le llevó a ser un observador muy meticuloso y a querer controlar todos los detalles, a no dejar resquicios. La idea de no chocar con su entorno social, importante para él, lo mantiene en un ten con ten hasta que finalmente llega un detonante que es famosa carta de Wallace con su enunciado de la teoría de la evolución. Hoy es algo totalmente aceptado que la primicia del enunciado de la teoría de la evolución es de Wallace. Y aquí tenemos también un buen ejemplo de como su sociedad lo ampara frente al advenedizo: le hacen leer su escrito ante la Sociedad Linneana, por delante de Wallace, en una clara maniobra de favoritismo científico. Y ese fue el detonante. Si no, probablemente hubiese tardado mucho más.
Y por qué, incluso hoy día, siendo tanto Darwin como Wallace coautores de la teoría de la selección natural nos solemos referir únicamente al primero? ¿Había diferencias entre los planteamientos de ambos como para que Wallace haya pasado a un segundo plano?
Ninguno. Mira, la explicación es clara. Darwin llevaba tiempo hablando de este tema entre sus colegas y allegados más inmediatos, Lyell era uno de ellos. Y está muy acogido en una sociedad que permite que exista una persona como él, que se aísla, que tiene una aureola; una sociedad que permite que de su libro sobre los percebes se vendan 5000 ejemplares. Y los percebes no son tan llamativos. Está dentro de una sociedad que lo mima. Es una pregunta muy interesante porque ¿por qué Darwin? Porque Darwin llevaba tiempo esbozando su teoría y hablando del tema, y la gente de alrededor conocía en lo que trabajaba, y estaba amparado. Cuando habla tiene resonancia en toda la sociedad británica, y sin embargo, Wallace es considerado despectivamente como una persona que ha venido a hablar de un asunto que no le correspondía.
Darwin llevaba tiempo madurando aquello y también hubiera sido injusto al revés. Pero también resulta injusto no darle al César lo que es del César. ¿Que el descubrimiento fue simultáneo? La maduración del pensamiento fue distinto según sus autores. Darwin cuenta que llevaba veinte años pensando en el mismo tema y lo tenía muy madurado. Y Wallace refiere que una noche de fiebre, enfermo de malaria, le llegó la inspiración y vio todo claro. Si hay que hablar de genialidad, no sé quien de los dos lo sería más. La cuestión fue que cómo un señor tan querido por su sociedad dijo aquello y cómo alguien ajeno a la ella pretendía lo mismo. Y si hubiese sido un sabio español el que lo hubiese dicho aún le hubieran hecho menos caso, menos que a Wallace aún. Yo creo que se considera principalmente en ese asunto a Darwin por el amparo social que tuvo.
Cuando se habla de Lamarck y de Darwin se suelen enfrentar sus teorías. Del primero se señala la herencia de los caracteres adquiridos como motor del cambio evolutivo de los seres vivos. Del segundo destacamos la selección natural para explicar la evolución. Sin embargo, la lectura detallada de las obras de Darwin muestra que no sólo no llegó a abandonar el modelo de Lamarck sino que entre las causas de variación están el uso y el desuso de los órganos y las estructuras. ¿Dónde radica, entonces, la genialidad de Darwin?
La genialidad de Darwin es la idea de selección natural, que viene avalada por todo aquello que viene de Malthus, por todo ese contexto natural, por cómo ve la naturaleza y cómo ve en ella la lucha por la existencia. Otros lo saben de oídas, ya que ven plantas y animales en un despacho. Él ha visto personalmente la crueldad de los animales. Comprende la crueldad de la naturaleza y la realidad. Y de ninguna manera rechaza a Lamarck ni a sus teorías, entre otras cosas, porque Darwin no se refiere en ningún momento a por qué suceden los cambios. El habla de los cambios que se producen, pero no dice por qué, no lo sabe. Darwin se mantiene dentro de la teoría de Lamarck. Su genialidad no es hablar de evolución, es hablar de un mecanismo que es el más importante, la condición sine qua non, que es la selección.
Otro hito importante en la vida de Darwin fue la publicación en 1871 de El Origen del Hombre. En ese momento únicamente se conocían algunos fósiles de neandertal y no se les daba la importancia evolutiva que les correspondía. Usted ha estudiado la evolución humana en su cuna, en Kenia, y es un experto paleolitista. ¿Cuál es la importancia de El Origen del Hombre de Darwin?
El Origen del Hombre en principio es un colofón necesario que se desprende de su teoría de la evolución. No olvidemos que cuando se habla del origen de las especies lo que la gente quiere es ver de dónde venimos nosotros. Era la consecuencia inmediata que en 1859 no se atreve a hacer, aunque algo llega a esbozar. El libro sobre el origen del hombre es, a mi juicio, un libro de circunstancias y de conveniencia; no era una obra tan madura como El Origen de las Especies. En él no habla de escala filogenética, habla de concepto y de procesos selectivos que han dado lugar a que esos primates hayan llegado a ser humanos. Y desde un punto de vista teórico me parece magnífica la exposición, porque Darwin era un hombre que realmente ataba los cabos y bien atados. Si quieres, me parece una obra menor porque no dice más que en el Origen; es lo mismo pero aplicado a los humanos, pero en unas circunstancias que si no hubiese hecho él lo hubiera hecho otra persona.
Y a nivel social ¿que tuvo más repercusión, El Origen del Hombre o El Origen de las Especies?
Yo creo que El Origen de las Especies. Es el detonante de todo lo demás. El Origen del Hombre es importante, pero el fundamento ya estaba dicho. No aporta a la sociedad nada nuevo. Cuando la sociedad se está estructurando yo creo que lo hace en torno al Origen. Piensa, 1859, doce años antes del otro libro. Están sucediendo acontecimientos muy importantes en Gran Bretaña, decisivos para la historia de la humanidad. La estructuración del sistema de producción que hay ahora, el nacimiento del sistema capitalista, la creación de una sociedad que surge como consecuencia de la revolución industrial y El Origen de las Especies es el justificante ideológico, la raíz ideológica de todos estos movimientos.
Como ha dicho antes, una de las principales carencias que tiene Darwin es proponer un mecanismo que explique la variabilidad en los seres vivos sobre la que actúe la selección natural. El Origen de las Especies se publica en 1859, antes que las leyes de Mendel, presentadas por éste en 1865 y redescubiertas en 1900, ¿tenía Darwin conocimientos de genética?
Yo no lo sé… Pero ¿es cierto, como alguien ha dicho, que en la biblioteca de Darwin estaba la obra de Mendel? Yo sé que él nunca lo refiere y de hecho Darwin nunca citó a Mendel. Sin embargo, en sus obras se aprecian citas o referencias que recuerdan a las experiencias de Mendel. Y hay quien ha dicho que en la biblioteca de Darwin se encontraba la publicación de Mendel.
En las primera décadas del siglo XX se propone la Teoría sintética de la evolución, en la que se unen los conocimientos derivados de la genética con la selección natural de Darwin. Pese a llegar a una teoría totalmente coherente a partir de los años sesenta surgen nuevos modelos, como la teoría neutralista de la evolución molecular, la teoría de los equilibrios intermitentes o puntuados o la propuesta de los genes egoístas. ¿Suponen estas teorías algo nuevo al modelo de la selección natural de Darwin?
No, no suponen nada nuevo. Es más, en algunos casos no son más que parte de ese nuevo concepto que ha surgido en la ciencia en torno a la necesidad de publicar. En realidad hay muchas teorías que son absolutamente peregrinas, absolutamente desprovistas de base conceptual. La ciencia no es ni más ni menos que el desarrollo de un concepto; y ese concepto debe ser sólido, granítico, para poder desarrollar algo útil. En este caso observamos vaivenes en un sentido o en otro que, por otra parte, son propios de nuestra sociedad. ¿Cómo vamos a tener la solidez de la sociedad en la época de Darwin? Recuerdo hace años que surgió la teoría por la alimentación de Faustino Cordón, de la que se publicó mucho y que luego no llegó a tener importancia.
Hoy hay incorporaciones tecnológicas y científicas importantes: los avances genéticos en biología molecular son tremendos pero en muchos casos les falta una vez más el cemento que pueda reunir aquello. Y ese cemento, el más sólido que tenemos hasta este momento sigue siendo Darwin.
En relación con la lucha por la existencia se ha propuesto que en muchos casos, tras la mayoría de las agresiones que tienen lugar entre las personas están el dinero o las cuestiones de sexo. Hay quien ha querido ver en esto la lucha por la supervivencia o por la reproducción. Como reconocido antropólogo forense, ¿qué opina de estas propuestas?
Es cierto que estadísticamente el dinero no respeta a nadie; los padres matan a los hijos, estos a los padres, los hermanos se matan entre sí. Y el sexo también es otro de los motores más importantes. Ahora, ¿extrapolar ese comportamiento a una lucha por la existencia, a un pensamiento ancestral en el que priman todavía esos elementos? Me parece una salida de tono absoluta, diría que es algo gracioso, pero desprovisto de todo fundamento. Es cierto y es un hecho claro y constatable de que esos son los principales motores de esta historia pero llevarlos hasta el límite de la lucha por la existencia … A mí me parece una exageración inmensa. El marido que mata a la mujer, que lo estamos viendo ahora por desgracia todos los días ¿que tiene que ver con el principio de lucha por la existencia? Claro que es posible plantearlo, pero eso es llevarlo a unos niveles un poco absurdos.
Con motivo del año dedicado a Darwin es la tercera ocasión en la que colabora con Pasaje a la Ciencia. La primera vez fue con motivo de la conmemoración del primer centenario de la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Decía usted entonces que no podía haber existido Einstein sin el sustrato ideológico que nos legó a todos Darwin. ¿Cuál es la repercusión actual de Darwin en la ciencia y en la sociedad actuales?
Darwin contribuye de una manera no poderosa, sino básica, nuclear entiendo yo,, a la formación del pensamiento contemporáneo a través de una sociedad industrial. No puede haber darwinismo si no hay una sociedad industrial, porque los paradigmas no son los mismos. Él contribuye a crear el núcleo ideológico de la sociedad en la que está viviendo y en ese darwinismo se basa nuestra sociedad. Por eso decía que ni Einstein podía haber existido sin Darwin, ni la revista Nature, por poner otro ejemplo, ni el concepto de Biología Molecular de este momento.
El darwinismo también se aplica a la sociedad; se habla de supervivencia del más apto y se habla justo en este momento, con la crisis. Si hablamos de una sociedad competitiva, en permanente conflicto, hablamos de darwinismo, no nos cabe la menor duda. Yo les digo a los alumnos que si no hubiese existido Darwin no hubiesen tenido exámenes como los que tienen porque lo que hacemos en un examen es seleccionar a los mejores. Y ellos ven perfectamente justificado ideológicamente que el que sea mejor tenga mejor nota. Sin embargo en el siglo XVIII no había notas, existían los que aprobaban y los que no aprobaban. Ahora establecemos un ranking y vemos perfectamente lógico que el que sepa más suba más y el que sepa menos suba menos. Esto es darwinismo social. Hay quien habla de él de una manera peyorativa, e incluso se utiliza como arma dialéctica . Ese enfoque peyorativo me parece mal, porque lo estamos empleando todos los días y está ahí.
Y en la ciencia actual, en general, pasa exactamente lo mismo. En este momento estamos viendo términos como grupos de excelencia, grupos competitivos, publica o te mueres, publicaciones de impacto… Efectivamente, también hay un darwinismo social. El concepto darwiniano ha tenido tanto eco en la gente de la calle porque fue capaz de trascender de su entorno biológico y ser un elemento central de las explicaciones de la sociedad surgida a partir de la Revolución Industrial
Y ya para finalizar. Vivimos en una sociedad en la que la ciencia ocupa cada vez un papel más importante y prueba de ello es dedicar un año como 2009 a la conmemoración del nacimiento de Darwin y de la publicación de El Origen de las especies. ¿Cree que este en este año conmemorativo Darwin va a tener el reconocimiento que se merece? ¿Se llegará a comprender realmente la trascendencia de Darwin en el paradigma científico actual?
Yo soy muy escéptico. Llevamos casi seis meses del año Darwin y ¿qué se ha hecho? No se ha hecho nada. Se han hecho homenajes a Darwin, se han publicado libros de Darwin, algo que me parece fenomenal y que es básico. Se hacen jornadas sobre Darwin, se le lleva a lugares académicos, se analiza y se diseca a Darwin, pero en realidad no se cala en Darwin. Nuestra sociedad científica española tiene una gravísima carencia conceptual y es porque no nos han enseñado a pensar en conceptos, sino a pensar en conocimientos. Nuestra universidad se dedica a adquirir conocimientos y no a adquirir conceptos. ¡Qué pocos profesores universitarios conocen realmente a Darwin, lo han analizado y lo han entendido!
Y ahí queda la idea de Darwin, queda y este año va a ser positivo en cuanto a que vamos a conocer mejor su figura, de eso no hay duda; pero soy escéptico porque creo que en nuestra sociedad el personaje de Darwin no ha calado lo que debería haber calado. Y si no es este año, difícilmente podrá pasar.