El croquis de un sueño Felipe López García Presidente de la Diputación provincial de Jaén |
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Vivimos en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, una era tecnológica en la que algunos avances han dejado de ser ciencia ficción para convertirse en elementos habituales de nuestra vida cotidiana. Cada vez somos más conscientes de la importancia de la innovación y la investigación aplicada, desde los curriculums académicos hasta los presupuestos públicos, el I+D+I cobra peso. Pero, en éste, como en otros campos siempre ha habido pioneros, quizás anónimos para la gran historia pero valorados cotidianamente por quienes más de cerca los conocieron. Es el caso de Francisco Montañés Escobar.
De las idas y venidas dibujando croquis y calculadora en mano por la fábrica, el pasillo o el café, bien conocen sus compañeros y compañeras de trabajo; también de su vitalidad, de su buen talante y empeño continuo en enseñar y transmitir sus conocimientos con la habilidad añadida de cambiar de registro y hablar igual con el científico que con el operario de planta. Paco forma parte, y utilizo de forma intencionada el presente, de ese racimo de personas de las que todo el mundo tiene alguna experiencia, algo bueno que contar. Yo también la tengo, y en un doble sentido, como amigo y como alcalaíno al que la vocación y las urnas han llevado a diferentes responsabilidades en el gobierno local y provincial. Es desde esta última perspectiva desde la que me gustaría hacer hincapié para destacar la contribución que Paco realizó al desarrollo y bienestar de sus vecinos. Paco tenía la capacidad de hacer de la teoría y la investigación científicas desarrollo aplicado, de forma inmediata, en las máquinas y procesos que creó o modificó para adaptarlos y mejorar su rendimiento y de las que son buena muestra los equipamientos de Condepols, e incluso algunos que fueron adquiridos por empresas de Méjico o Irlanda. No había que buscar otro, indiscutiblemente él era el ingeniero. Pero su visión iba más lejos como bien recordamos los que fuimos testigos de su iniciativa en la década de los sesenta. Hablamos del siglo pasado, pero realmente fue ayer cuando nuestra provincia, también Alcalá la Real, dependía en gran medida de la agricultura y muchos de nuestros vecinos y vecinas tenían que emigrar de forma temporal o definitiva, dentro o fuera del país, para encontrar mejores oportunidades de trabajo. Paco, tras finalizar sus estudios en Barcelona, pudo elegir continuar haciendo carrera profesional fuera, pero volvió a su municipio cargado de ilusión y espíritu emprendedor. Fueron él y sus hermanos, quienes aportaron el capital inicial, la idea y la puesta en marcha del proyecto que sería y aún hoy sigue siendo, una de las principales fuentes de empleo y actividad industrial en la comarca. En los ochenta llegaron tiempos más complicados, aquellos en los que ganaban terreno la competitividad internacional y los grandes grupos empresariales. En ellos, el ingeniero estuvo a la altura de la responsabilidad, la ética y la valentía para negociar y tomar decisiones difíciles. Francisco Montañés para todos, especialmente para los más jóvenes, es una referencia del espíritu innovador, de la capacidad de emprender, de valorar y evaluar riesgos, un ejemplo del perfil de empresariado que necesitamos para seguir avanzando en la provincia. Paco seguirá siendo el ingeniero y el amigo, la cabeza pensante y el corazón de la máquina, el diseñador del croquis de un proyecto que su conocimiento, creatividad y esfuerzo hicieron una realidad para todas y todos los alcalaínos. |