Pasaje a la Ciencia > Número 10 (2007) > Francisco Montañés Escobar y la industria alcalaína

Francisco Montañés Escobar y la industria alcalaína

Francisco Montañés y la industria alcalaína
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  Francisco Montañés Escobar nació en Alcalá la Real en 1934. Completó su educación primaria en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia de su localidad natal y estudió el bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas de Lucena, en Córdoba.

Cursó estudios universitarios en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Tarrasa, en Barcelona, donde obtuvo el título de Ingeniero Industrial con especialidad textil en 1959. En su proyecto fin de carrera proponía la fabricación industrial de capachos para el prensado de la aceituna y la extracción de aceite de oliva, tradicionalmente fabricados con esparto.

Sus primeros trabajos los llevó a cabo en Barcelona, donde puso en marcha la empresa Polimetril, dedicada a la fabricación de cordelería y en la que tuvo la oportunidad de desarrollar sus proyectos sobre la fabricación de capachos.

Pocos años después, a mediados de los años sesenta, regresó a Alcalá la Real y, junto a sus hermanos, fundó la empresa Condepols S.A. Ésta tuvo un crecimiento sostenido en paralelo al desarrollo de diferentes procesos y productos: cordelería, capachos, monofilamento, telares, sacos, contenedores industriarles, confección, cuerdas navales o redes de pesca.

Francisco Montañés mostrando una máquina al gobernador civil y al alcalde

En los primeros años 80 la empresa atravesó graves dificultades económicas que se saldaron con la venta de la fábrica al grupo CEPSA. La venta no fue obstáculo para permanecer en su puesto de ingeniero durante la nueva etapa de la compañía hasta su jubilación en 1996. El grupo se extendió posteriormente con la creación de la compañía paralela Derprosa, dedicada a la fabricación de película plástica para envoltorios.

En 1991 participó en la fundación de la empresa Diseños NT, dedicada a la confección de productos textiles en no-tejido, de la que fue asesor técnico mientras su salud se lo permitió.

Francisco Montañés fue un visionario que vivió en una búsqueda continua de nuevas técnicas y de nuevos procesos industriales. Entre sus principales cualidades destacan su creatividad, su capacidad de previsión y de anticiparse al futuro; a ello hay que unir su esfuerzo por no quedarse atrás, por mantenerse siempre en primera línea y reciclarse profesionalmente, una continua dedicación al estudio, a la investigación y al desarrollo de nuevos productos dando gran coherencia a su trayectoria profesional. A todo ello contribuyeron sus continuos viajes al extranjero por motivos técnicos y empresariales.

En Córdoba (Méjico) controlando el montaje de una de sus máquinas

Fue en Condepols donde desarrolló muchas de sus concepciones. No sólo ideaba los procesos, sino que además él mismo diseñaba gran parte de la maquinaria, supervisando la posterior ejecución, puesta en marcha y ajuste de las mismas y llevando un estricto seguimiento de los rendimientos logrados. Un proyecto ejecutado, un proceso consolidado, abrían las puertas al siguiente proyecto y al desarrollo de nuevos productos de una forma encadenada y coherente.

Sus máquinas cubrían diferentes procesos: ideó máquinas de estirado, trenzado, tejido, corte, doblado, confección, estampado o cadenas de producción combinando varios procesos, como su cadena de corte, doblado y cosido conocida familiarmente como el “Lagarto”.

Su espíritu siempre inquieto iba más allá de la empresa. A nivel particular se dedicó al estudio y a la investigación en campos tan diversos como el cultivo de setas, la cría de caracoles, las diversas aplicaciones de la energía solar o el uso de los plásticos y los tejidos en la agricultura o en la construcción. Como muestra, antes del desarrollo intensivo de la agricultura bajo plástico construyó su propio invernadero experimental con tejidos sintéticos llevando a cabo personalmente el seguimiento de las condiciones higrotérmicas derivadas y su influencia en la producción agrícola.

Su legado sigue vivo principalmente en las fábricas Condepols, Derprosa y Diseños NT. A ello hay que añadir el efecto multiplicador que ha tenido en Alcalá la Real la creación y consolidación de dichas empresas y que dio lugar a la aparición posterior de un sólido tejido industrial de empresas asociadas o relacionadas. Tan lejos llegó su obra como a la ciudad mejicana de Córdoba, donde fue a parar una buena parte de la maquinaria vendida por Condepols en los años 80 y adónde el mismo se desplazó para controlar el montaje y la puesta en marcha de sus propias creaciones.