Pasaje a la Ciencia > Número 09 (2006) > La Antropología Forense y el cráneo de Mozart

La Antropología Forense y el cráneo de Mozart

La Antropología Forense y el cráneo de Mozart
Entrevista a Miguel Botella
Miguel BotellaCon motivo de la conmemoración del 250 aniversario del nacimiento de Mozart se llevaron a cabo una serie de estudios con las modernas técnicas de identificación genética encaminadas a comprobar si el cráneo que se exponía en el Mozarteum de Salzburgo y atribuido al músico fue el del genial compositor. Se comparó ADN mitocondrial del cráneo con el de dos muestras capilares atribuidas a Mozart y con el de restos óseos de mujeres emparentadas con él por la línea materna. Los resultados no pudieron ser concluyentes al no establecerse identidad entre las muestras analizadas; dicho de otro modo, no coincidía ninguna de las secuencias de las moléculas de ADN extraídas de las distintas muestras.

La Antropología Forense ha aplicado desde hace mucho tiempo técnicas para la identificación positiva de individuos a partir de restos óseos. A partir de éstos se pueden conocer datos tanto acerca de la estructura de los individuos como de las enfermedades que sufrieron en vida. Para conocer las posibilidades de esta ciencia y su posible aplicación a la identificación del cráneo de Mozart, el profesor Miguel Botella, director del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, ha tenido la deferencia de colaborar con Pasaje a la Ciencia y atender a nuestras preguntas.

Cuando en la actualidad se habla de identificación forense, se suele pensar en las pruebas de ADN como algo definitivo y se olvida que, junto a éstas, son imprescindibles las técnicas de la Antropología Forense. Un caso reciente que demuestra esto es el de Mozart, en el que el estudio del ADN del cráneo que se le atribuye no ha podido confirmar que perteneció al compositor. Cuando se dispone de un cráneo como ese, ¿qué información se puede obtener mediante un estudio antropológico? ¿cómo se podría identificar?

Cuando se dispone de un cráneo, en primer lugar hay que determinar los parámetros antropológicos básicos: sexo, edad, complexión física, estructura, etc. Una vez hecho esto se procedería a establecer la identidad. Y para ello hay que comparar; identificación es sinónimo de comparación. No se puede conocer la identidad de alguien si no se compara con fotografías, cuadros… Yo no puedo saber por un cráneo solo quién es la persona; identificar es comparar.

¿Cómo se puede conocer el sexo y la edad a la que murió un individuo a partir de su cráneo?

En primer plano un cráneo femenino, en segundo plano uno masculinoReconocer el sexo en un cráneo es sencillo. Hay una serie de características que permiten diferenciarlo fácilmente. El cráneo masculino es más grande que el femenino, más grueso y el espesor de los huesos es mayor. La frente está ligeramente inclinada en el hombre mientras que en la mujer está más abombada. Los arcos superciliares están más marcados en el varón, las huellas de las inserciones musculares son más fuertes y el paladar es más ancho.

Estimar la edad es mucho más complicado. Tal vez el método más clásico, pero ahora se sabe que uno de los menos fiables, es el de las suturas del cráneo. Se fundamenta en que a medida que aumenta la edad esas suturas se van borrando, se van soldando hasta que terminan por desaparecer. Es cierto que no todas desaparecen al mismo tiempo. Con estos datos se han elaborado tablas y a partir de éstas y del estado de las suturas se puede averiguar la edad.

Nosotros usamos en el Laboratorio de Antropología dos métodos novedosos. Uno de ellos es el empleo de algún hueso singular, como el hueso púbico, en la cintura, cuyo estudio permite una alta precisión para el diagnóstico del sexo y de la edad. Ahora trabajamos en nuestro Laboratorio en afinar todavía más las técnicas y aplicarlas a la población mediterránea.

También es posible averiguar la edad por la transparencia de las raíces de los dientes. El nivel de transparencia de las raíces de los dientes es un método de una precisión muy alta hasta una edad de unos 70 años. Proporciona medidas buenas con un error de más menos un año y medio. Sería perfecto para el caso de Mozart, que murió a los 35 años. Este método no es destructivo, no hace falta romper nada. Sólo sacar un diente que después se devolverá a su sitio, ver la transparencia del mismo, medir la transparencia en relación con la retracción de la encía y a partir de ello se obtiene la edad muy bien. Esta técnica se conoce como el método de Lamendin.

En el caso de Mozart están bastante bien documentadas algunas de las enfermedades que sufrió a lo largo de su vida, algunas de ellas de carácter infeccioso. Sobre su muerte se ha escrito mucho y se ha hablado de procesos muy diversos. El propio compositor, un par de meses antes de morir, le transmitió a su esposa la sospecha de que estaba siendo envenenado, algo que no se ha podido confirmar. Finalmente, en su partida de defunción figuraría como la causa de su fallecimiento una fiebre miliar aguda. ¿Qué conclusiones acerca de las enfermedades de Mozart se podrían extraer del estudio de su cráneo?

Cráneo de un individuo muerto por sífilisSi el cráneo tiene marcas patológicas se puede estudiar la enfermedad, se puede diagnosticar y, en su caso, establecer la causa de muerte. En el caso de que hubiese habido alguna fractura y hubiese sobrevivido se podría ver puesto que deja marcas. Se ha hablado en alguna ocasión de sífilis, e igualmente se podría ver en los huesos. También de envenenamiento, que algunos incluso sugieren que podía haberse debido a la mano de su rival, el también músico Salieri. Si hay veneno se puede saber perfectamente ya que en el hueso se puede reconocer el tóxico. No sería así cuando el envenenamiento hubiese sido súbito, es decir, cuando a un sujeto lo envenenan y muere; entonces no queda marca en el hueso. Los envenenamientos por arsénico, por ejemplo, son lentos y el metabolismo del hueso deja huella en él. Nosotros lo hemos encontrado en alguna momia.

El sexo, la edad, la complexión física, las posibles patologías que haya podido sufrir un individuo son datos muy relevantes para la identificación forense aunque no resultan definitivos. También es importante para ello la forma en que aparecen los restos. Volvemos a referirnos a Mozart, cuyo cráneo apareció, como sabe, en circunstancias extraordinarias. ¿cómo se puede hacer una identificación positiva de un individuo a partir de un cráneo?

En el caso de Mozart, si hay algún cuadro de la época, fidedigno, se podría intentar hacer una superposición cráneo-facial, es decir, superponiendo una imagen de la cara y otra del cráneo en la misma posición. Y con esto podría resultar o no resultar. Esa es una posibilidad y es un método que aquí usamos habitualmente. La otra posibilidad es hacer una reconstrucción facial; como conocemos cuales son las medidas del espesor de cada una de las partes blandas en relación al cráneo, y tenemos el cráneo que hay debajo, se trataría de reconstruir esos planos musculares . La estructura física resultante se compararía con el cuadro que tenemos. Entiendo que esas son las únicas posibilidades.

Hablando de las circunstancias en las que aparece el cráneo hay algo que me gustaría destacar. Este cráneo que presuntamente pudo pertenecer a Mozart apareció a mediados del siglo XIX, exactamente cuando empiezan a estar en boga los estudios fisionómicos, como los que algunos años después realizaría el antropólogo Federico Olóriz, y cuando todo el mundo quiere buscar el cráneo de un personaje para poder estudiar dónde radica su inteligencia, para poder estudiar cuáles son los segmentos de la cabeza responsables del intelecto. Y por eso robaron el cráneo de Goya. Goya fue enterrado en Burdeos y cuando lo desenterraron, estaba todo menos el cráneo. Y algo similar sucedió con Beethoven. Y es en este mismo contexto, en el que el cráneo de Mozart aparece en las circunstancias curiosas que conocemos. Corresponde a esa época, a ese momento y a una idea que seguramente fue equivocada.

¿Nos podría hablar de algunos casos similares de identificación forense, principalmente de personajes ilustres y conocidos, en los que haya intervenido y se hayan aplicado las técnicas anteriores con resultados positivos?

El Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada realiza identificaciones forenses continuamente. Respecto a personajes ilustres, uno de los casos que hicimos fue el de la identificación de San Juan de Dios y resultó interesantísimo. Había tres cuadros; uno pintado en vida del santo, otro pintado seis o siete años después de su muerte y un tercero pintado como 30 años después de su fallecimiento. Y son tres cuadros en los que cada vez tiene más cara de santo. Pero lo curioso es que, cuando comparamos las tres imágenes de los cuadros, son exactamente iguales, las medidas son exactamente las mismas y las proporciones iguales. Lo que hicieron los pintores fue copiar los cuadros y ponerles otra cara.

También hemos identificado los restos de Pedro Antonio de Alarcón. Los estudios permitieron conocer circunstancias de su vida personal, como que sufría depresiones; esto lo supimos porque determinadas porciones del frontal presentaban un engrosamiento anormal que debía producir irritabilidad y alteraciones en esa zona.

Ahora estamos investigando la momia del infante Don Sancho, el hijo de Pedro I el Cruel. En personajes antiguos y personajes ilustres, el problema que tenemos es que no hay elementos para comparar. En el caso de Pedro Antonio de Alarcón, quizá hubiese alguna foto, pero hay dibujos muy buenos procedentes de fotos. Pero de don Sancho de Castilla no hay nada, no sabemos nada. Podemos saber todo de su estructura física, pero no podemos saber si era o no el infante, porque vuelvo a deciros que identificar es comparar. No hay más.

Uno de los casos de identificación forense con mayor relevancia, no solo en España, sino en todo el mundo, también ha pasado por sus manos. Se cumple este año el quinto centenario de la muerte de Cristóbal Colón y después de estos quinientos años sus restos viajaron desde la catedral de Sevilla al Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada para ser sometidos por su parte a un minucioso análisis. ¿Qué puede decirnos acerca de los restos de Colón? ¿Qué información ha podido extraer de ellos?

Los restos de Cristóbal Colón se limitaban a una serie de fragmentos óseos que en conjunto pesaban unos 150 gramos. A partir de ese material hemos podido saber que todos los fragmentos pertenecían a la misma persona; era un varón, murió entre los 50 y los 70 años, tenía una estructura física mediana, no tenía un gran desarrollo muscular, aunque tampoco pequeño, es decir, un mediano desarrollo corporal y fue descarnado tras su muerte. Lo descarnaron para poder trasladarlo. Todos estos son elementos que apoyan la identificación y que apuntan a Cristóbal Colón, eso está claro. Pero en este estado de la situación yo no podría decir nunca que es Colón, aunque tuviera el esqueleto completo. Si hubiese sido así, podría decir muchas cosas: la talla, el peso, las deformaciones, la artrosis que tenía… Pero nunca podría afirmar que es Colón ¿Por qué? Porque no hay un solo cuadro fidedigno de Colón. Hay una descripción del Cura de los Palacios y otra descripción del Padre de las Casas, pero son muy idealizadas y eso no sirve para identificar a una persona. Podría dar una cierta probabilidad, pero nunca certeza. Me haría falta comparar con algo fehaciente y fidedigno, que es lo que están tratando de hacer quienes intentan la identificación genética con el ADN.


Los restos de Colón que descansan en la Catedral de Sevilla, mostrados en la figura, son un conjunto de fragmentos óseos que en total suman unos 150 gramos. A partir de ellos el profesor Botella determinó, entre otras cosas, que pertenecieron a un varón que murió a una edad comprendida entre los 50 y 70 años, con una complexión física mediana y que fue descarnado tras su muerte. Todos estos descubrimientos avalan la hipótesis de que los restos pertenezcan a Cristóbal Colón (Fotografía cortesía de Miguel Botella)

También ha estudiado a familiares directos de Cristóbal Colón, como a su hijo Hernando o a su hermano Diego Colón. ¿Aportan estos estudios alguna luz sobre la identificación de los restos del Almirante?

En estos casos hay más huesos, hay más material. A diferencia de los restos de Colón, cuyos restos viajaron desde España a América y después volvieron, los de su hijo Hernando no se han movido desde que, tras su muerte, fuera enterrado en el crucero de la catedral de Sevilla. Su hermano Diego fue enterrado en el monasterio de Santa Maria de las Cuevas de Sevilla, que posteriormente fue la Cartuja y más tarde la fábrica de loza Pickman, y cuando trasladaron la fábrica a otro sitio, lo movieron también a él. En el caso de Diego falta el cráneo, pues se lo llevaron a Madrid en los años 60 donde desapareció. Con respecto a la identificación de los restos de Colón en relación a los de su familia, todo depende del ADN extraído de los restos del Almirante. El ADN mitocondrial de Cristóbal y de Diego debiera ser idéntico al ser heredado de su madre. También se puede comparar el ADN del cromosoma Y, que sólo se transmite de padres a hijos. En este caso debieran coincidir los tres.

Ya por último, volvamos al cráneo de Mozart. Aunque las imágenes que se pueden encontrar del mismo en internet no tienen mucha resolución busquemos alguna. ¿Qué nos podrías decir a primera vista acerca del cráneo del museo de Salzburgo? Si tuvieras que asociar una cara a ese cráneo, ¿lo relacionarías con alguno de los cuadros de Mozart de la época?

Indudablemente habría que ver el cráneo para emitir una opinión. Pero a primera vista se puede decir que es un varón; los arcos superciliares están marcados, son abultados. La frente es abombada, aunque ligeramente huida. La arcada dentaria es grande. Sí, podría ser un varón.

Si tuviera que ponerle una cara a esos huesos, no le podría la cara de los cuadros, evidentemente. Pero tampoco sería muy distinta. Tampoco es un personaje de esos que dices que tiene una determinada estructura facial y no coincide con la de las imágenes. No sería muy descabellado y podría entrar dentro de lo posible: pero, ¡serían tantas las cosas que habría que hacer para averiguarlo! No es determinante, pero no es de esos casos de los que tajantemente puedas decir que no lo es. Dejémoslo en que hay que estudiarlo bien para saber algo.


El profesor Miguel Botella ante los restos óseos atribuidos a Cristóbal Colón (Fotografía cortesía del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada)